1º BACHILLERATO


Apuntes de “Filosofía y Ciudadanía”.
1º Bachillerato.



I.E.S. Eugenio Hermoso (Fregenal de la Sierra).
Departamento de Filosofía.
Curso 2014-2015

CRITERIOS DE EVALUACIÓN.

1. Expresarse correctamente tanto de forma oral como escrita, no cometiendo faltas de redacción ni de ortografía.
2. Realizar mapas conceptuales, cuadros sinópticos o esquemas-resumen significativos de textos de breve extensión y de algunos de los temas.
3. Analizar y comentar textos filosóficos identificando de forma precisa los problemas, argumentos y soluciones que planteen, explicando sus conceptos clave y relacionando su contenido con los conocimientos adquiridos, mediante la realización de esquemas y de un desarrollo escrito que incluya reflexiones críticas propias de forma clara y coherente.
4. Realizar, con las orientaciones pertinentes, la lectura y reflexión sobre uno o varios ensayos u obras literarias (también sobre textos algo más breves) que contengan problemas de carácter filosófico relacionados con algunos de los contenidos estudiados.
5. Participar en debates sobre temas de actualidad, relacionados con algunos de los contenidos, adoptando una actitud reflexiva y crítica que permita confrontar posiciones filosóficas y valorar sus aportaciones para la comprensión e interpretación de los mismos.
6. Realizar un trabajo monográfico o disertaciones filosóficas individuales o en grupo acerca de algún problema filosófico de interés para el alumno que esté relacionado con algunos de los contenidos y que requiera la búsqueda de información relevante utilizando diversas fuentes, el análisis y evaluación crítica desde distintas perspectivas y la argumentación propia acerca del problema presentado.
7. Reconocer y analizar la especificidad del saber filosófico diferenciándolo de otros saberes y valorando la actitud reflexiva y crítica que caracteriza a la filosofía, así como la utilidad de las cuestiones que plantea para una mejor comprensión de los problemas del ser humano en relación con su tiempo y la necesidad de la misma para hacer al ser humano más libre frente a los prejuicios y elementos dogmáticos que nos rodean.
8. Conocer el origen de la vida y del ser humano desde la perspectiva evolutiva, así como las características específicas de este último, identificando distintas posiciones antropológicas y filosóficas sobre la cuestión y enjuiciando las posiciones etnocéntricas, relativistas y universalistas sobre la relación entre las diversas culturas.
9. Reconocer y explicar las características más relevantes de los tipos de conocimiento (mítico, filosófico y científico). Analizar algunos de los problemas filosóficos fundamentales como el de la fundamentación de los criterios de verdad, el de la formalización del lenguaje y los problemas relativos al conocimiento científico respecto de sus orígenes, métodos y límites.
10. Reconocer y explicar algunos problemas filosóficos relevantes respecto de la idea de construcción de la realidad (física y metafísicamente).
11. Conocer y analizar la especificidad de la acción humana atendiendo a los problemas que la filosofía plantea respecto de sus dimensiones ética, técnica y estética, utilizando los conceptos adquiridos para comprender y enjuiciar críticamente las repercusiones que para la vida humana individual y colectiva tienen los diversos modos de actuar.
12. Reconocer y explicar aspectos significativos de la vida humana en sociedad analizando problemas fundamentales que la filosofía plantea sobre el origen de la sociedad y del Estado; la organización social y la interacción entre el individuo y la sociedad; así como conocer las teorías fundamentales sobre el Derecho y la Justicia, el orden y el cambio social.

PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE.

– Al principio de curso, el profesor le propondrá a los distintos grupos de 1º de Bachillerato la posibilidad de evaluar la materia mediante trabajos sobre los contenidos impartidos en clase, comentarios de texto y reseñas de libros. La buena marcha de este método excluiría, en principio, la realización de controles y exámenes globales de evaluación; en caso contrario se aplicaría lo que a continuación se especifica.
– Se realizarán dos exámenes por trimestre de los que se hará la media (solo en el caso de que la calificación en cada uno de ellos sea de un 4 como mínimo en cualquier caso). Para aprobar la evaluación, la media entre los dos debe ser al menos de un 5. Los alumnos que no superen la evaluación tendrán la posibilidad de recuperarla en un examen a final de curso.
– Cada examen, trabajo o reseña se evaluarán atendiendo a los siguientes criterios:
1. adecuación pregunta- respuesta.
2. corrección formal y ortográfica.
3. capacidad de análisis y síntesis.
4. capacidad de definir y de usar los términos filosóficos correctamente.
5. capacidad de argumentación y razonamiento.
6. identificación correcta de un autor con sus ideas.
7. presentación correcta del contenido y orden expositivo utilizado.
– Además será objeto de evaluación todo el trabajo que el alumno realice tanto en el aula como en casa; las calificaciones correspondientes quedarán reflejadas en el cuaderno del profesor.
– Se distinguirá entre trabajo obligatorio y voluntario, no pudiendo perjudicar en ningún caso este último la calificación final del alumno, pero tampoco mejorarla a no ser que esté correctamente realizado. Los trabajos voluntarios no podrán presentarse en las dos semanas previas a la evaluación, a no ser que el profesor lo considere oportuno.
– El profesor realizará, aparte de los exámenes y trabajos establecidos, cuantas pruebas considere necesarias para evaluar el nivel de competencia curricular y la evolución del alumno.

CRITERIOS DE CALIFICACIÓN.
– Se realizarán, al menos, dos exámenes o trabajos por trimestre relacionados con los contenidos impartidos en clase.
– Se realizará, asimismo, una reseña mínima al trimestre de un libro elegido por el alumno y consultado con el profesor.
Los exámenes, trabajos, comentarios de texto y reseñas contarán un 70 % para la nota y el trabajo diario, así como la actitud y el comportamiento en clase un 30%. La evaluación no podrá aprobarse si la calificación no es de al menos 5 puntos en lo que respecta a los examenes de evaluación. En caso de que los exámenes sean sustituidos por la realización de trabajos, la nota se hará a partir de la media entre los distintos trabajos, siempre que éstos hayan obtenido una calificación mínima de 5. Los alumnos con calificación negativa en los trabajos podrán repetirlos y entregarlos de nuevo a lo largo del trimestre, excepto en la semana previa a las evaluaciones.
– La lectura de un libro al trimestre será obligatoria y de ellas se examinará a los alumnos mediante una reseña, para cuya realización el profesor facilitará al alumno un guión y unas pautas. Este trabajo será calificado como Apto o No apto; en el primer caso le valdrá al alumno medio punto más en la calificación final de la evaluación, mientras que en el segundo no restará nada a dicha calificación. No entregar en tiempo y forma la reseña supondrá la calificación negativa de la evaluación.
– El alumno que apruebe todas las evaluaciones tendrá aprobado el curso. Su calificación final será la media de las calificaciones de las tres evaluaciones.
– Si el alumno tiene que recuperar alguna evaluación, la calificación será la de la media entre la nota de la evaluación/es aprobadas y la obtenida en el examen de recuperación. En caso de tener todo el curso suspenso, la calificación será la obtenida en el examen final.
– En el caso de que las medias no resulten exactas, la calificación se redondeará en función de la nota obtenida del modo siguiente: si resulta x,5 o superior, la calificación será el número natural siguiente (ej: 6,5 ó 6,6 será 7); en caso contrario la calificación será el número anterior ( 6,4 será 6).
– Se considerarán razones suficientes para bajar la nota de un examen o un trabajo:
1. Responder a lo que no se pregunta.
2. No utilizar términos filosóficos correctamente.
3. No expresarse con corrección lógica, ni de forma organizada (cometer anacolutos, falta de concordancia sintáctica entre sujeto y predicado, falta de puntuación o errores ortográficos, etc.) Los errores repetidos de este tipo pueden suponer hasta 1 punto menos.
4. No localizar el tema principal de un texto ni desarrollarlo correctamente.
5. Un examen sucio y sin márgenes supondrá medio punto menos en la nota obtenida por el alumno.
6. Cometer faltas de ortografía; se bajará medio punto por cada 3 tildes no puestas correctamente, o puestas donde no corresponden, y un punto por cada tres faltas de ortografía.

RECUPERACIONES.
Se realizará una prueba en junio para que los alumnos con alguna evaluación suspensa puedan recuperarla. La calificación se hará realizando la media entre la calificación obtenida en la recuperación y la de la/s evaluación/es aprobadas; si el alumno debe recuperar toda la materia, la calificación será la obtenida en este examen. En caso de no recuperar en junio, el alumno irá con toda la materia a la prueba extraordinaria de septiembre.
Esto no obsta para que el profesor pueda recomendar la realización de trabajos, comentarios, esquemas o lecturas… o cuanto considere oportuno para favorecer la recuperación de cada alumno, orientándole sobre aquellas cuestiones en que tenga mayor dificultad.

ÍNDICE

UNIDAD 1. LA FILOSOFÍA Y SUS INTERROGANTES.

UD. 2. LA CIENCIA Y OTROS MODELOS DE SABER.

UD. 3. LA RACIONALIDAD TEÓRICA: VERDAD Y REALIDAD.

UD. 4. LA RACIONALIDAD PRÁCTICA: ÉTICA Y POLÍTICA.

UD. 5. EL LENGUAJE Y LA LÓGICA.

UD. 6. EL SER HUMANO: NATURALEZA Y CULTURA.

UD. 7. CONCEPCIONES FILOSÓFICAS DEL SER HUMANO.

UD. 8. FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL.

UD. 9. TEORÍAS ÉTICAS. LA FELICIDAD Y LA JUSTICIA.

UD. 10. ORIGEN Y LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO.

UD. 11. LA CONSTRUCCIÓN FILOSÓFICA DE LA CIUDADANÍA.

UD. 12. EL ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO.

UD. 13. DEMOCRACIA MEDIÁTICA Y CIUDADANÍA GLOBAL.


UD. 1. LA FILOSOFÍA Y SUS INTERROGANTES.
OBJETIVOS.
               – Comprender el papel que tienen en numerosas culturas la magia, los mitos y los ritos.
– Explicar la diferencia entre las descripciones mítica y filosófica de la realidad.
– Identificar las etapas fundamentales en la historia de la filosofía, describiendo los rasgos básicos del contexto socio-histórico y exponiendo las preguntas fundamentales de las que se ocupan los filósofos en cada momento.
– Reconocer algunos de los interrogantes fundamentales de los que se ocupa la filosofía actual, valorar su relevancia y apreciar las repercusiones prácticas que implican.
– Distinguir la filosofía de otras actividades como la ciencia, la religión o la literatura.
– Aclarar el carácter de saber universal, radical, racional y crítico que tiene la filosofía
               – Valorar las funciones que desempeña el saber filosófico, estableciendo una relación 
                   entre sus propuestas teóricas y su posible utilidad práctica.
CONTENIDOS.
El saber racional.
¿En qué se diferencian las personas de los demás animales? Una posible respuesta a esta regunta consiste en distinguir el comportamiento animal del comportamiento humano.
Los animales actúan de forma instintiva, siguiendo los impulsos de su naturaleza, mientras que las personas podemos actuar de manera racional (aunque no siempre lo hagamos). La capacidad del ser humano de pensar, razonar, comprender, interpretar y dar respuestas es una de las características que nos diferencia de los animales. Por esta razón los seres humanos se han formulado todo tipo de preguntas desde la más remota antigüedad. Las personas nos preguntamos qué hay detrás de la muerte, por qué debemos hacer el bien, quién ha creado todo lo que vemos, por qué debemos seguir las reglas que nos imponen los demás, cuál es el sentido de nuestra vida… La necesidad del ser humano de encontrar respuestas para estas preguntas aparece en todas las culturas, tanto en el pasado como en la actualidad. En muchas ocasiones las respuestas se han basado en explicaciones prerracionales que se basan en la magia y en el mito. La magia es la creencia en que las personas podemos ejercer un poder directo sobre el mundo, ejecutando determinadas ceremonias que se llaman ritos.
Los mitos –por su parte– son narraciones sagradas de acontecimientos sucedidos hace mucho tiempo, y en los que ciertos seres sobrenaturales (como dioses o héroes) realizaron acciones memorables que explican el mundo actual. Los mitos están presentes en muchas culturas, tanto del pasado como de nuestro tiempo, y sirven para ofrecer respuestas a las grandes preguntas que todos nos hacemos basándose en la creencia en dioses y seres sobrenaturales.
Hoy en día, a los habitantes del mundo occidental, las explicaciones míticas no nos terminan de convencer. Cuando buscamos una respuesta esperamos encontrar una explicación racional en lugar de una narración mítica. Esta aspiración a encontrar respuestas racionales, que nosotros damos por sentada, supuso una enorme revolución intelectual cuando apareció. Los primeros que intentaron encontrar explicaciones racionales para las preguntas que se hacían fueron los filósofos presocráticos.
Los presocráticos vivieron en las costas griegas de Asia Menor hacia el siglo VI a.C. y aspiraban a buscar explicaciones racionales inmanentes para superar la arbitrariedad y la contingencia de las narraciones míticas. Ellos sustituyeron la tradicional idea del destino por la de necesidad. El mundo no es caótico ni caprichoso, sino que está ordenado según unas leyes determinadas que podemos descubrir con nuestra razón. Las cosas no suceden por una fatalidad irremediable ni porque lo quieran los dioses, sino que ocurren por una serie de causas que podemos investigar.
La filosofía es una manera de buscar respuestas a las grandes preguntas que todos nos hacemos.
Para entender lo que es la filosofía hay que aprender a distinguirla de otros campos del saber, como la ciencia, la religión o la literatura.
Desde Aristóteles ha persistido la idea de que la filosofía es ciencia, entendiendo por ciencia un saber riguroso, capaz de ofrecernos la estructura fundamental de la realidad. Sin embargo, esta idea de ciencia no es la que tenemos hoy. Para nosotros, los enunciados científicos han de poder verificarse empíricamente, cosa que no ocurre con los enunciados filosóficos. Esto no significa que la filosofía no sea un saber racional y riguroso, sino que hay diferencias notables entre una (la filosofía) y otra (la ciencia), por ejemplo en los siguientes aspectos:

Actitud. Al científico le preocupan los fenómenos que pueden observarse y medirse; al filósofo le interesa conocer la totalidad de lo que hay, lo que son en realidad el mundo y el ser humano
 – Interés. El científico pretende sobre todo conocer la realidad para predecir acontecimientos futuros y poder intervenir en ellos; al filósofo le mueve el deseo de saber  y de encontrar la felicidad.
Objeto. La ciencia considera las cosas tal como son, la filosofía se ocupa del sentido de todo lo que existe.
La religión se distingue de la filosofía porque ofrece respuestas basándose en la fe y en la tradición sagrada (como la que se recoge en los libros sagrados, por ejemplo).
La literatura a veces aborda también grandes preguntas filosóficas, pero el objetivo primordial de una obra literaria es crear belleza, mientras que el propósito principal de a filosofía es buscar respuestas.

Los grandes interrogantes filosóficos a lo largo de la historia; principales etapas históricas de la filosofía occidental.

La filosofía griega.
La filosofía antigua se extiende desde el siglo VII a.C., con los filósofos presocráticos, hasta el siglo IV d.C. Los primeros filósofos estaban interesados sobre todo por la naturaleza, a la que llamaban physis. Sentían un gran asombro ante la regularidad y el orden de la naturaleza, que para ellos necesitaba ser explicado. Los filósofos presocráticos querían saber de qué estaban hechas todas las cosas, pero no consiguieron ponerse de acuerdo en sus respuestas. Unos pensaban que para contestar a esta cuestión había que basarse en el conocimiento proporcionado por los sentidos, mientras que otros creían que debíamos fiarnos sólo de la razón.
En el siglo V a.C. se produjo un importante cambio en la filosofía, cuando los filósofos empezaron a hacerse preguntas que tenían que ver con las personas. Uno de los primeros que empezó a cuestionarse cómo debemos comportarnos o por qué debemos obedecer las leyes fue Sócrates. A este cambio en las preocupaciones de la filosofía se le denomina el “giro antropológico” del siglo V, porque está más interesado en la ética y la política que en la naturaleza. Después de Sócrates, su discípulo Platón intentó responder a todas esas grandes preguntas (acerca del mundo y de la naturaleza, y también acerca del hombre) elaborando un completo sistema filosófico. Lo mismo hizo Aristóteles, discípulo de
Platón, aportando sus propias ideas sobre estos temas.
La etapa final de la filosofía antigua se desarrolla después de la muerte de Alejandro Magno. Esta es la época del helenismo, donde la principal preocupación de los filósofos era la ética individual. En este periodo se desarrollaron las escuelas de los epicúreos y los estoicos, entre otras.

El pensamiento cristiano medieval.
La filosofía medieval comienza en el siglo IV d.C. y finaliza en el Renacimiento (siglo XV). En esta época el mundo occidental estuvo marcado por la importancia de la religión cristiana en todos los ámbitos de la vida. La Iglesia tenía una gran influencia y el horizonte vital del ser humano era la salvación después de la muerte. El cristianismo introdujo la idea de un Dios creador del mundo a partir de la nada, una idea que era nueva y que los griegos no tenían. La filosofía se ocupó de intentar aclarar cómo eran las relaciones entre hombre y Dios, en un complejo debate entre la fe y la razón.
La historia de la filosofía medieval suele dividirse en dos grandes etapas. La primera etapa es la Patrística y se desarrolla desde el siglo V hasta el X. En este periodo desarrollaron su obra los Padres de la Iglesia, entre los que destacó San Agustín de Hipona (354 - 430). Los filósofos de la Patrística realizaron una síntesis entre la filosofía griega de Platón y la religión cristiana. La segunda etapa de la filosofía medieval es la Escolástica, que tiene lugar entre los siglos XI y XIV. En este periodo la filosofía se desarrollaba en las escuelas monásticas. El más destacado representante de la escolástica es Santo Tomás de Aquino (h. 1225 - 1274), que consiguió sintetizar la filosofía de Aristóteles con el cristianismo.

La filosofía moderna.
Se inauguró con la Revolución Científica en el siglo XVI, que cambió nuestra forma de ver el mundo, y se afianzó con la figura de René Descartes. En esta época, frente al geocentrismo medieval, se desarrolló un nuevo interés por el hombre al que se denominó humanismo. Se afirmó la independencia de la razón respecto de la fe y la tradición, con lo que la filosofía se independizó de la religión. Se desarrolló una nueva forma de hacer ciencia, basada en las matemáticas y en el método experimental, lo que permitió separar la ciencia de la filosofía.
La filosofía moderna comienza en el siglo XVI y se extiende hasta el siglo XVIII. Los filósofos modernos están sobre todo interesados por aclarar el problema del conocimiento. ¿Cómo conocemos la realidad que nos rodea? ¿Existe algún método adecuado para alcanzar la verdad? Las respuestas a estas preguntas fueron muy variadas y dieron lugar a distintas escuelas, como el racionalismo o el empirismo. Los racionalistas creían que la base segura para alcanzar un conocimiento verdadero debe ser la razón. Los empiristas, por el contrario, pensaban que la base del conocimiento debe ser la experiencia. Además de su interés por el conocimiento, los filósofos de la edad moderna también se hicieron importantes preguntas acerca de la sociedad y de la política. En esta etapa se desarrolló la Ilustración y la teoría contractualista, según la cual las personas vivimos en sociedad porque hemos adoptado un acuerdo o contrato para vivir juntos.

La filosofía contemporánea.
La filosofía contemporánea es la que se desarrolla a partir del siglo XIX hasta la actualidad. En esta época ha habido una gran variedad de autores y preocupaciones, aunque podríamos decir que el interés principal de los filósofos ha sido el ser humano y la sociedad. La filosofía en este momento está marcada por el auge y el desarrollo del conocimiento científico, aunque también hay corrientes y pensadores muy ocupados en buscar otras dimensiones más allá de la ciencia. Un panorama general tendría que repasar las principales corrientes filosóficas contemporáneas: idealismo y materialismo, positivismo, liberalismo, vitalismo, filosofía analítica, fenomenología, existencialismo, hermenéutica, estructuralismo…

¿Qué es la filosofía?
Podríamos decir que la filosofía trata de buscar respuestas y explicaciones últimas para las grandes preguntas que todos nos hacemos. Conviene aclarar que la filosofía no ofrece respuestas definitivas, porque no es un catálogo de soluciones sino más bien una búsqueda incesante. De hecho, la palabra filosofía viene del griego y significa “amor a la sabiduría”, porque un filósofo es alguien que trata de encontrar respuestas a sus interrogantes.
Para aclarar un poco más lo que es la filosofía, podríamos afirmar que se trata de un saber universal, radical, racional y crítico:
– Es un saber universal porque busca respuestas totales o globales para las grandes preguntas. En esto se distingue de los demás saberes, que se interesan por áreas particulares de la realidad.
– Es un saber radical porque aspira a encontrar las respuestas últimas, el sentido profundo de las cosas, el porqué y no sólo el cómo.
– Es un saber racional porque pretende encontrar explicaciones argumentadas, justificando de forma adecuada sus respuestas.
– Es un saber crítico porque se enfrenta a las opiniones establecidas que se basan en el dogmatismo y la tradición. Para un filósofo no basta con que todos hayan siempre creído algo, porque lo importante es analizarlo racionalmente y cuestionarlo para discernir qué es válido y qué no.
Es importante recordar que la filosofía no sólo ofrece explicaciones teóricas sobre el mundo, sino que además ofrece orientaciones prácticas que nos ayudan a saber cómo vivir. Por eso se dice que la filosofía tiene dos vertientes: La racionalidad teórica (que aspira a conocer, gnoseología) y la racionalidad práctica (que se preocupa por cómo actuar, ética).

Las ramas de la filosofía.
La filosofía se ha dividido tradicionalmente en grandes ramas o disciplinas diferentes, según el tipo de preguntas que nos planteamos.
– La metafísica se plantea cuestiones acerca de la realidad. Se hace preguntas como: ¿En qué consiste la realidad? ¿Qué es lo que de verdad existe? ¿Cuál es su causa?
– La gnoseología o epistemología se plantea preguntas sobre el conocimiento: ¿Qué puedo conocer? ¿Cuál es el método que debo seguir para que mi conocimiento sea válido?
– La lógica estudia cómo debemos ordenar nuestros razonamientos para que estén bien formulados. Se plantea preguntas como: ¿Cuál es la forma correcta de argumentar? ¿Cómo debo articular mis ideas para expresarlas de forma coherente?
– La antropología filosófica se interesa por el ser humano y se cuestiona preguntas como: ¿Existe el alma humana? ¿Es inmortal? ¿Somos libres las personas o más bien somos como máquinas muy complicadas?
– La ética se plantea cómo debemos comportarnos: ¿Por qué debo hacer el bien y no el mal? ¿Existen normas universales que valgan para todos por igual?
– La filosofía política se interesa por nuestra vida en común: ¿Cómo debemos organizarnos para vivir juntos en sociedad? ¿Cuál es la mejor forma de gobierno?
– La estética se hace preguntas acerca de la belleza: ¿En qué consiste lo bello? ¿Es la belleza algo objetivo o depende del punto de vista?

Las funciones de la filosofía.
¿Sirve para algo la filosofía? Esta respuesta no es fácil de contestar, porque de hecho es una pregunta filosófica… Pero podemos apuntar algunas ideas importantes para tratar de responderla: La filosofía aborda problemas universales, porque se hace preguntas acerca de cuestiones generales y últimas. Esto le permite conectar entre sí las distintas disciplinas particulares que estudian campos concretos de la realidad. La filosofía es un saber crítico, que cuestiona racionalmente todos los prejuicios dogmáticos, por lo que puede ser un buen punto de partida para la transformación de la realidad. Además, la filosofía exige justificar nuestras argumentaciones y practicar el diálogo racional, por lo que nos permite aprender a razonar de forma autónoma e independiente.
Ya sabemos que la filosofía es una actividad racional que trata de encontrar respuestas para los grandes interrogantes que se plantea el ser humano. Los filósofos suelen distinguir entre dos usos o vertientes de la racionalidad. El uso teórico de la razón se ocupa de conocer, mientras que el uso práctico de la razón se dirige a actuar.
La filosofía práctica, que se preocupa por cómo actuar, presta mucha atención al trato con los demás seres humanos, a la convivencia y a la relación con otras personas en la sociedad. La racionalidad práctica puede ofrecernos ideas muy importantes para orientar nuestro comportamiento. Esto nos sirve para desarrollar el aprendizaje y la fundamentación de la libertad, la responsabilidad, la solidaridad y la convivencia democrática.

CUESTIONES.

1. ¿Recuerdas cuál es el propósito la magia? ¿Sabrías explicar lo que es un rito? Explica tu respuesta con ejemplos concretos.
2. ¿Sabrías razonar en qué se diferencian los mitos de la filosofía? Pon ejemplos concretos para aclarar tu respuesta.
3. ¿En qué se diferencia la filosofía de otras disciplinas como la ciencia, la literatura o la religión? Explica tu respuesta con ejemplos.
4. ¿Qué características definen específicamente el saber filosófico? Explica tu respuesta.
5. ¿Tú crees que sirve para algo la filosofía? Razona tu respuesta.

UD. 2. LA CIENCIA Y OTROS MODELOS DE SABER.

OBJETIVOS.
               – Definir la ciencia de forma adecuada, especificando sus características básicas y   
                   distinguiéndola de otros tipos de saber, como la filosofía o la teología.
                 – Describir los fundamentos del método científico reconociendo que la ciencia es un saber en revisión permanente.
– Apreciar la importancia de la epistemología.

CONTENIDOS.
La ciencia y su historia.
Desde los orígenes de la Humanidad las personas se han hecho preguntas acerca de la vida y del mundo que nos rodea. La curiosidad humana y la necesidad de conocer, comprender, explicar e interpretar es el origen de la filosofía y de la ciencia.
La ciencia podemos definirla como un conjunto sistemático de proposiciones lógicamente encadenadas y suficientemente verificadas.
A lo largo de la historia las explicaciones científicas han ido cambiando significativamente. Cada época se caracteriza por el predominio de una serie de ideas, métodos y enfoques que orientan la actividad científica. Un paradigma científico está formado por este conjunto de ideas compartidas propias de cada época.

El modelo aristotélico.
Durante la Antigüedad y la Edad Media el paradigma dominante fue la ciencia aristotélica. Los griegos a la verdad la llamaban aletheia, que significa “desvelamiento”, porque creían que encontrar la verdad consiste en encontrar lo que está oculto detrás de las apariencias.
Para Aristóteles, el papel del investigador consiste en explicar cómo es el mundo descubriendo la verdad oculta en la naturaleza. Explicar algo consiste en descubrir lo que verdaderamente es, más allá de lo que parece a primera vista. Por eso explicar consiste en descubrir la esencia de las cosas, lo que realmente son. El investigador debe esforzarse para averiguar las causas subyacentes a los fenómenos. Aristóteles distinguió cuatro tipos diferentes de causas en los fenómenos: formal, material, eficiente y final.
La visión del Cosmos que tenía Aristóteles fue posteriormente completada por el astrónomo helenístico Ptolomeo. El universo aristotélico-ptolemaico es finito, limitado, ordenado, estable y pleno. Aristóteles no cree que exista el vacío. Pensaba que el universo era geocéntrico y estaba compuesto de dos partes: Una esfera sublunar en la que predomina el cambio y una esfera supralunar inmutable y perfecta. Este modelo del Cosmos encajaba con las ideas de Aristóteles acerca de la física. Para Aristóteles, el universo es comparable a un ser vivo. Todo lo que ocurre en la naturaleza sucede por algún propósito, como si las cosas pretendiesen alcanzar una meta o un objetivo. Esta visión de la realidad se denomina finalismo o teleología, y consiste en afirmar que todo o que nos rodea está movido por una finalidad o un propósito. El modelo aristotélico del universo –asimismo– es determinista, ya que según su visión todo está prefijado de antemano. La naturaleza se rige, según Aristóteles por dos principios: El principio de causalidad y el principio de conservación. El principio de causalidad afirma que todo lo que ocurre tiene una causa. El principio de conservación establece que a pesar de los cambios que vemos aparentemente en la naturaleza, en realidad siempre hay algo que permanece, que es la sustancia

La ciencia en la Edad Moderna.
El modelo científico aristotélico (y muy especialmente sus explicaciones físicas y astronómicas) estuvieron en vigor (con las aportaciones de Ptolomeo en el siglo II d.C.) hasta el final de la Edad Media. Este modelo, que se mantuvo durante casi dos mil años, entró en crisis en la época del Renacimiento. En ese momento avanzó mucho la técnica y se difundieron nuevas formas de ver el mundo. En el Renacimiento se desarrolló el antropocentrismo, una nueva manera de ver la realidad en la que el hombre era el centro de interés.
La ciencia experimental apareció en la época renacentista. A partir del siglo XVI el trabajo de científicos como Copérnico, Kepler, Galileo y Newton permitió fundar la ciencia moderna y cambió la visión que las personas tenían del universo.
En la Edad Moderna se impondrá una nueva interpretación del Universo. Para los hombres de esta época el universo era heliocéntrico, infinito y homogéneo. Las leyes descubiertas por Newton son válidas en todas partes, y explican tanto el movimiento del Sol y de los planetas como el modo en que cae una manzana del árbol.
Durante la época moderna también se extendió una visión mecanicista del Cosmos. El universo se considera comparable a una gigantesca máquina. Todo lo que hay en el universo se mueve de forma automática, como las piezas de un reloj. La materia y la energía se conservan (ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman) El conjunto que forman las partículas y las fuerzas es un sistema ordenado, estable y determinista.
El universo tiene reglas que se repiten y que podemos descubrir mediante experimentos y expresar matemáticamente. Además, la naturaleza es continua porque en el universo no se producen discontinuidades.
La ciencia que surge en la Edad Moderna tiene características muy distintas a la ciencia aristotélica: Es cuantitativa (sólo estudia magnitudes), recurre a las matemáticas (máximo modelo del saber), busca sólo las causas eficientes (el cómo y no el por qué), experimenta y se apoya en las innovaciones técnicas (telescopio, microscopio…).
El papel del científico en la modernidad consistirá en formular leyes matemáticas, diseñar experimentos y desarrollar un conocimiento que permita dominar la naturaleza mediante la técnica.

La ciencia contemporánea.
Durante el siglo XX, la ciencia ha realizado una serie de avances revolucionarios que han cambiado completamente la visión que tenemos acerca del Universo. Entre otras aportaciones, la ciencia contemporánea incluye la teoría de la relatividad, la teoría cuántica, el desarrollo de la cosmología, la genética, la biología evolutiva, la física del caos…
Actualmente los científicos afirman que el Cosmos no es estático ni inmutable. Nuestro universo se está expandiendo desde la gran explosión que lo originó todo y que se denomina “Big Bang”. La teoría cuántica afirma que la naturaleza presenta irregularidades e irreversibilidades. El azar juega un papel fundamental en la física cuántica, por lo que las leyes no pueden ser deterministas y sólo permiten calcular la probabilidad de que se produzca un fenómeno. Además, el observador desempeña un papel importante en la realización de los experimentos.
Las consecuencias filosóficas de esta nueva forma de entender la realidad son enormes.
La teoría de la relatividad nos enseña que no existe ningún punto privilegiado que nos pueda ofrecer el valor absolutamente verdadero de las mediciones. Las magnitudes tienen un valor relativo que depende del sistema de referencia adoptado. Además, existen diferencias importantes entre el mundo subatómico y el mundo de los planetas y las galaxias. Cada ámbito debe ser descrito por unas leyes distintas, por lo que el espacio de nuevo se considera heterogéneo. Todo esto ha hecho que entre en crisis la idea de objetividad y que se cuestione la validez absoluta y universal de las leyes. Hoy en día sabemos que la ciencia está sujeta a limitaciones, por lo que tal vez sea imposible alcanzar una explicación científica adecuada de todo lo que ocurre en el mundo físico.

¿Qué es la ciencia?
Ya hemos dicho que la ciencia es un conjunto sistemático de proposiciones lógicamente encadenadas y suficientemente verificadas. La ciencia, asimismo, es un saber que trata de describir una parcela específica de la realidad explicando los hechos mediante leyes. La ciencia aspira a predecir acontecimientos futuros y a controlar los fenómenos, aprovechando técnicamente estos conocimientos. Por eso la ciencia se presenta como un saber racional, sistemático, demostrable, objetivo y universal.
Generalmente las ciencias suelen clasificarse en dos grandes grupos: Las ciencias empíricas y las ciencias formales. Las ciencias empíricas se basan en la experiencia y suelen dividirse en dos grandes grupos (ciencias naturales que se ocupan del mundo físico y ciencias humanas que se ocupan del ser humano). Las ciencias formales, en cambio, estudian sólo objetos abstractos e ideales (las matemáticas y la lógica).
Los científicos trabajan tratando de ordenar sus conocimientos de manera sistemática de acuerdo con la siguiente estructura:
Leyes: Reglas que expresan (matemáticamente) las regularidades de los fenómenos.
Se aspira a encontrar explicaciones de carácter universal, como la Ley de la Gravitación de Newton, por ejemplo.
Teorías: Interpretaciones coherentes de una cierta parcela de la realidad, integradas por diversas leyes relacionadas entre sí. Una teoría debe ser consistente, es decir, no debe ser contradictoria y debe permitir relacionar adecuadamente unas leyes con otras.
               – Sistemas o paradigmas: Conjunto de teorías relacionadas entre sí, que tratan de 
                   ofrecer una visión global de un aspecto de la realidad. Un ejemplo sería el sistema 
                    mecanicista del siglo XVIII.

El método científico.
Lo más característico de la ciencia es el empleo de un método específico, denominado método científico. La palabra método proviene del griego, porque méthodos significa camino. Así que un método es un conjunto de reglas y procedimientos que deben tomarse como camino a seguir.
El método científico también se llama método hipotético-deductivo y consta de los siguientes pasos:
1) Observación, 2) Formulación de una hipótesis o suposición, 3) Deducción de las consecuencias que se siguen de la hipótesis, 4) Comprobación mediante la observación y el experimento, 5) Confirmación o refutación de la hipótesis.
En ciencia también se emplean habitualmente la deducción y la inducción. Deducir consiste en razonar pasando de lo general a lo particular. El proceso deductivo es típico de las ciencias formales como la lógica y las matemáticas. La deducción nos ofrece un conocimiento teórico que no aporta datos nuevos sobre la realidad. Inducir, en cambio, consiste en razonar pasando de lo particular a lo general. Es el proceso que suele seguirse en las ciencias empíricas, porque permite obtener conocimiento nuevo basándose en la experiencia. El problema es que la inducción, pese a su utilidad, plantea espinosos problemas filosóficos. Para empezar, los hechos no pueden observarse nunca de manera pura y aislada, porque en la observación influye mucho la interpretación del científico y la tecnología empleada. Además, no sabemos cuántos casos hace falta comprobar para que podamos establecer una ley basándonos en la generalización inductiva. Por ejemplo, a partir de la observación de las plantas podemos hacer afirmaciones generales sobre sus sistemas reproductores, y a partir del estudio de muchos enfermos, los médicos pueden describir las enfermedades y los síntomas... ahora bien, ¿la seguridad a la que llega un botánico es la misma que a la que puede llegar un médico?
La ciencia no es un saber terminado y completo. Los científicos trabajan continuamente para refinar y ampliar nuestro conocimiento de la realidad, por lo que la ciencia está sujeta a una permanente revisión. Por eso las teorías científicas son siempre provisionales.

El problemas de las ciencias humanas.
Como ejemplo de las ciencias humanas, de las ciencias que tienen al ser humano como protagonista, nos centraremos en la historia. Esta materia plantea problemas no solo filosóficos, sino también políticos y éticos. ¿Es posible conocer con seguridad el pasado? ¿Es posible conocer una realidad tan compleja como son los acontecimientos humanos?
Las ciencias naturales estudian sistemas deterministas, es decir, regidos por leyes estrictas. En cambio los seres humanos tenemos un componente de libertad que hace imprevisibles muchos comportamientos. Además, en el caso de los acontecimientos históricos no podemos repetirlos para comprobar sus causas.
La historia estudia hechos. Pero ¿qué es un hecho histórico? Imaaginemos que tenemos que referir la historia de un año. ¿Qué contaríamos? ¿Cómo seleccionar los sucesos? Este es uno de los cometidos de la ciencia histórica.
Por ejemplo, podemos averiguar lo que hizo Napoleón mientras fue emperador, pero para comprender sus actos y formular una interpretación necesitamos conocer muchas otras cosas: la situación de Europa, sus competidores, sus colaboradores, la economía, la mentalidad y la sociedad francesa, etc.
Igualmente ocurre con nuestra última Guerra Civil. Resumiendo mucho, podemos decir que en los día 17 y 18 de julio de 1936 se produjo en España la sublevación de parte del Ejército contra la República. Sin embargo, no cabe comprender este hecho sin remontarse a hechos ocurridos muchos años e incluso décadas anteriores.
En la década de 1930 los nazis hicieron una versión nazi de la historia. Los marxistas hicieron una versión marxista de la historia. El filósofo alemán Hegel, por su parte, en el siglo XIX interpretó la historia como un progreso hacia la libertad. Los historiadores cristianos, desde San Agustín, también han dado una visión teológica de la historia; la historia vendría a ser el espacio en el que Dios va autorrevelándose al hombre (los profetas y la Biblia, Jesucristo y los Evangelios...)

La filosofía de la ciencia.
La parte de la filosofía que se ocupa de la ciencia es la epistemología (de la palabra griega episteme = ciencia). Conviene que distingas esta disciplina de la parte de la filosofía que estudia el conocimiento, que se llama gnoseología (del griego gnosis = conocimiento).
La epistemología o filosofía de la ciencia se ocupa de las implicaciones filosóficas de las teorías científicas, y también de los supuestos en los que se basa el saber científico de cada época.
Uno de los problemas más complicados de la epistemología tiene que ver con la objetividad o la subjetividad del conocimiento científico. En la edad antigua y también en la modernidad se pensaba que era posible obtener un conocimiento exacto si se seguía el método adecuado, y que la ciencia podía ofrecer una representación objetiva de la realidad. Sin embargo, en el siglo XVIII algunos filósofos como Hume y Kant empezaron a plantear dudas sobre la posibilidad de conocer la realidad tal cual es de forma objetiva.
En la ciencia contemporánea estas dudas se han confirmado. En la teoría cuántica, por ejemplo, el papel del observador condiciona los resultados de un experimento. Esto quiere decir que la descripción de la realidad depende del punto de vista, por lo que no parece fácil encontrar descripciones absolutas y objetivas de los fenómenos.
Ante esta situación los filósofos se han dividido en distintas posturas a la hora de determinar qué es lo que podemos conocer:
– El realismo afirma que la realidad existe independientemente del observador, aunque las descripciones científicas son sólo aproximadas.
– El reduccionismo sostiene que las teorías científicas sólo sirven si podemos asociar cada término con algo que se pueda observar o medir en la experiencia.
– El convencionalismo afirma que las teorías no tienen que corresponderse objetivamente con la realidad. Son simplemente construcciones mentales que resultan útiles y que se consideran válidas cuando los científicos deciden aceptarlas por consenso.
– Según el falsacionismo, una teoría científica es aceptada siempre que no haya ningún experimento que la contradiga. Sin embargo, a veces comprobamos experimentalmente que las predicciones de una teoría están equivocadas. En ese caso decimos que la teoría ha sido falsada, por lo que es preciso buscar otra teoría diferente que pueda explicar el resultado experimental. Para el falsacionismo, las teorías científicas no están hechas de verdades, sino más bien de leyes y predicciones que de momento no han podido ser falsadas.

Técnica y filosofía.
La técnica es el conjunto de instrumentos y habilidades de carácter práctico desarrolladas para satisfacer las necesidades y los deseos materiales del hombre. El hombre no sólo se interesa por conocer la realidad, sino que también se ocupa de
transformarla, y para ello emplea la técnica.
La técnica primitiva estaba al servicio de las necesidades primordiales de los seres humanos, aunque seguramente su uso iría unido al interés por comprender mejor el entorno.
En la antigua Grecia, Aristóteles creía en el papel secundario de la técnica frente a la filosofía y la ciencia. Para él hay tres grandes saberes, que ordenados por importancia son: La theoria, la praxis y la poiesis. La theoria es el saber teórico, que se preocupa por conocer, como hacen la filosofía y la ciencia. La praxis es el saber práctico, que se preocupa por la mejor forma de actuar para ser felices. La ética y la política, por ejemplo, son según Aristóteles actividades de la praxis. La poiesis, en cambio, es el saber técnico, que se preocupa por transformar nuestro entorno.
En el Renacimiento el desarrollo de la técnica permitió impulsar enormemente el conocimiento y transformar nuestra visión del mundo y de la realidad. En esa época se produjeron avances tan importantes como el telescopio, la bomba de vacío o el microscopio. Sin embargo, la ciencia y la técnica todavía seguían caminos paralelos e independientes. En esta época, la técnica estaba al servicio de la ciencia.
La integración de la ciencia y de la técnica se fue desarrollando a lo largo del tiempo.
En el siglo XIX podemos decir que la ciencia se pone al servicio de la técnica.
Comienzan a producirse importantes innovaciones técnicas basadas en el conocimiento científico: Industria química, electrotecnia, ingeniería genética… Esto sigue ocurriendo hoy en día, donde la unión entre ciencia y técnica es tan estrecha que casi no es posible separarlas. Pensemos, por ejemplo, en la biotecnología, la investigación espacial o la energía nuclear…

Teología y filosofía.
La teología es el estudio de la divinidad, sus características y su relación con el mundo y el hombre. La teología se interesa por una realidad espiritual, sobrenatural, trascendente y eterna que, sin embargo, se manifiesta y revela en el mundo. Para los creyentes, la divinidad proporciona un sentido último y profundo a la realidad y a la vida humana.
Para la teología, la fe es el fundamento de la relación con la divinidad. En esto se distingue de la filosofía, que como ya sabemos se basa siempre en la razón y en los argumentos.
Algunas preguntas relacionadas con la existencia de Dios, el sentido de la vida o la existencia del alma pueden abordarse desde las dos perspectivas: Siguiendo el camino de la fe o siguiendo el camino de la razón filosófica. Es importante que apreciemos esta distinción, sobre todo cuando tengamos que estudiar las teorías de los filósofos cristianos (hemos de recordar que las aportaciones de un pensador sólo son filosóficas cuando en sus argumentos utiliza la razón y los argumentos).
Uno de los temas teológicos más importantes que han tratado los filósofos es la cuestión de la existencia de Dios. Los filósofos cristianos han tratado de mostrar racionalmente la existencia de Dios mediante diversos argumentos. Entre ellos destacan los ofrecidos por San Anselmo y Santo Tomás de Aquino.
San Anselmo confiaba en el poder de la razón para demostrar la existencia de Dios. Por eso ofreció un razonamiento deductivo en este sentido. Su planteamiento se hizo muy famoso y hoy en día se llama “argumento ontológico”. Puede exponerse del siguiente modo: 1) Por definición, Dios es el ser más grande y perfecto que puede haber; 2) Si este ser no existiese le faltaría una perfección (la de existir); 3) Así, para que la definición no sea contradictoria, Dios tiene que existir.
A Santo Tomás –por su parte– no le convencía mucho el argumento ontológico, porque en su opinión las pruebas más convincentes para demostrar la existencia de Dios debían estar basadas en la observación y la experiencia, por lo que tenían que ser inductivas. Santo Tomás encontró cinco caminos o “vías” para mostrar la existencia de Dios, que estaban basados en la idea de que todo lo que existe ha tenido que producirlo o crearlo alguien.

CUESTIONES.

1. Habitualmente se afirma que la ciencia está basada en unos procedimientos característicos a los que llamamos método científico. ¿Sabes en qué consiste este método? ¿Crees que puede proporcionar una garantía completa de que los resultados de la investigación son verdaderos y objetivos? Explica tu respuesta.
2. ¿Qué diferencias hay entre un enunciado científico formal y las afirmaciones que se contienen en cualquier libro de historia? Explica con ejemplos que aclaren tu respuesta.
3. Lee el siguiente texto del filósofo inglés Bertrand Russell (La perspectiva científica) y responde a las preguntas:
Sólo en los últimos ciento cincuenta años la ciencia se ha convertido en un factor importante, que determina la vida cotidiana de todo el mundo. En ese breve tiempo ha causado mayores cambios que los ocurridos desde los días de los antiguos egipcios. Ciento cincuenta años de ciencia han resultado más explosivos que cinco mil años de cultura precientífica. Sería absurdo suponer que el poder explosivo de la ciencia está agotado o que ha alcanzado ya su máximo. Es mucho más probable que la ciencie continúe durante los siglos venideros produciendo cambios aún más rápidos.
a. Resume el razonamiento de Russell. ¿Qué quiere decir “el poder explosivo de la ciencia”.
b. Pon ejemplos de desarrollos científicos, y explica de qué manera afectan a las personas y sociedades actuales.

UD. 3. LA RACIONALIDAD TEÓRICA: VERDAD Y REALIDAD.

OBJETIVOS.
              – Distinguir las dos vertientes de la racionalidad humana (teórica y práctica), apreciando los diferentes ámbitos que corresponden a cada una de ellas.
– Comprender de qué se ocupa la metafísica.
– Describir las diferentes concepciones acerca de la verdad, tanto desde un punto de vista histórico como gnoseológico.
– Revisar críticamente algunos de los criterios de verdad que han sido aceptados a lo largo del tiempo.
– Exponer las diferentes teorías filosóficas propuestas acerca del valor de la verdad.

CONTENIDOS.
El conocimiento.
En sentido amplio, conocer es ser consciente de algo; conozco todo aquello de lo que soy consciente. El conocimiento es la relación entre un sujeto y un objeto. Algunos de esos objetos remiten a la realidad (por ejemplo, el veterinario que estudia un perro); otros objetos remiten a seres irreales o ideales (por ejemplo, las matemáticas), y otros a valores, es decir, a propiedades que tienen los objetos ideales o reales en relación con las necesidades, deseos o sentimientos humanos (por ejemplo, la belleza de un lienzo, o la justicia de un acto).
Los filósofos siempre han sido conscientes de que el conocimiento tiene grados o niveles. Todos oímos el latido del corazón, pero cuando lo oye un cardiólogo percibe en ese sonido aspectos que los profanos no captan. Cualquier puede pasear por el campo y escuchar sonidos, pero sólo el experto los identifica y sabe de qué animal proceden. Desde este punto de vista, el conocimiento bien podemos definirlo como la percepción con significado.

La racionalidad teórica.
En su estudio sobre la racionalidad humana, el filósofo alemán Immanuel Kant distinguió dos posibles usos de la razón. Por un lado, podemos usar la razón para conocer, y por otro podemos usarla para elegir cómo actuar. Por eso en sus obras Kant diferenció dos dimensiones de la racionalidad humana: Razón teórica (conocer) y razón práctica (saber actuar).
La racionalidad teórica consiste en la capacidad de pensar de forma abstracta y crear conceptos universales. Equivale a lo que los griegos denominaban el logos, puesto que el uso teórico de la razón trata de distinguir entre lo que las cosas aparentan ser y lo que son en realidad. En su interés por conocer la realidad, los griegos distinguieron entre dos formas de saber: la opinión (doxa) y la ciencia (episteme).

La realidad.
La metafísica trata de responder a la pregunta sobre qué es la realidad. La metafísica es un estudio sobre los fundamentos y los principios últimos de la realidad; un estudio que se plantea preguntas radicales y últimas.
Aristóteles define la metafísica como el estudio del ser. Las ciencias particulares estudian aspectos concretos de la realidad, mientras que la metafísica lo que hace es tratar de averiguar qué significa el hecho que todos los individuos concretos comparten, el hecho de que son.
Aristóteles en su estudio de la metafísica señala que se dan diferentes modos de ser. No todas las cosas existen del mismo modo ni con la misma intensidad. Por eso Aristóteles introduce la distinción entre sustancia (aquello que existe por sí mismo) y accidente (aquello que es atributo o que sólo existe en otro).
A lo largo de la historia de la filosofía, se han propuesto múltiples concepciones diferentes acerca de la naturaleza última de lo real. Todas estas visiones de la metafísica tratan de caracterizar en qué consiste en última instancia la realidad.
Una primera distinción importante es la que algunos filósofos hacen entre la materia y el espíritu. Los filósofos materialistas afirman que todo lo que existe es materia en último término. Demócrito, por ejemplo, pensaba que todo (incluso el alma y los sentimientos) estaba hecho de átomos materiales que se movían en el vacío. Los filósofos idealistas, en cambio, piensan que la verdadera realidad es el espíritu, la conciencia, el alma o las ideas. Platón es un ejemplo de filósofo idealista porque creía que por detrás de lo que aparentemente vemos existe una realidad última que es espiritual.
A la hora de establecer sus sistemas metafísicos, los filósofos han discrepado en cuanto al número de elementos fundamentales que constituyen la realidad. Para los filósofos monistas, todo lo que existe se puede explicar a partir de un único principio o elemento. Tales, por ejemplo, creía que todo en el fondo estaba hecho de agua. Otros filósofos creen que la realidad está hecha de dos principios: son los dualistas. Platón era dualista porque creía que el mundo tenía dos partes: una material y otra espiritual o ideal. Pero también hay pensadores que creen que la realidad está formada por múltiples principios o elementos. Son los pluralistas, como Empédocles, para quien todo estaba formado por cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
Otro aspecto fundamental de la realidad es el de determinar si el cambio constante que vemos a nuestro alrededor es en última instancia verdadero o ilusorio. Algunos filósofos como Heráclito creen que verdaderamente la realidad es devenir porque todo está continuamente cambiando. Otros, como Parménides, piensan que el cambio es una ilusión porque en el fondo la verdadera realidad es inmutable y permanente. Los filósofos que creen en el cambio suelen fiarse de la experiencia y del testimonio de nuestros sentidos, mientras que los que niegan el cambio tienden a basarse en la razón, desconfiando de los sentidos.
También es importante analizar la diferencia entre la esencia y la existencia. La esencia es aquello por lo que un ser es lo que es, aquello que define a cada ser. La existencia, en cambio, es el hecho de existir. Algunos filósofos, como Platón, son esencialistas, porque creen que lo más importante a la hora de definir la realidad es la esencia, ya que es inmutable y permanente. La esencia, para Platón, es fija y eterna, y es independiente de que los seres existan en el mundo o no. Por el contrario, otros filósofos, como Sartre, son existencialistas porque creen que lo primero es la existencia. Sartre pensaba que los seres humanos primero existimos y después vamos construyendo nuestra esencia con nuestra vida diaria y nuestras elecciones.
En la metafísica medieval existe otra distinción importante entre la necesidad y la contingencia. Santo Tomás afirmaba que había algunos seres como los animales, las nubes o las personas que son contingentes, ya que pueden existir o no existir. Un ser contingente puede desaparecer y dejar de existir, como cuando un tronco se consume y se convierte en cenizas. Sin embargo, para Santo Tomás, Dios es un ser necesario ya que no puede dejar de ser lo que es, ni puede dejar de existir. Dios siempre ha existido y su existencia es necesaria. De hecho, según Santo Tomás, los seres contingentes existen porque Dios ha querido crearlos.

La verdad.
“Verdadero –dice Platón– es el discurso que dice las cosas como son, falso el que las dice como no son”.
La parte de la filosofía que estudia el problema del conocimiento se llama gnoseología. Tradicionalmente, el conocimiento se ha considerado como una relación entre el sujeto que conoce y el objeto conocido. Pero esta teoría plantea muchos problemas ¿Podemos conocer la verdad objetiva? ¿No influye la interpretación en nuestra forma de conocer? ¿Tenemos las personas capacidad de acceder a la verdadera realidad o sólo podemos captar la apariencia?
Uno de los objetivos de la filosofía del conocimiento es el de aclarar el concepto de verdad. A lo largo del tiempo se ha producido una evolución histórica del concepto, que ha tenido distintos significados y connotaciones en cada época.
En la antigua Grecia la palabra que se empleaba para referirse a la verdad era aletheia. Este término significa desvelamiento o descubrimiento. Para los griegos encontrar la verdad consistía en identificar lo eterno y lo permanente que persiste bajo el cambio aparente.
Los judíos –por su parte– se refieren a la verdad con el término emunah, que se refiere al cumplimiento de las promesas y a la fidelidad a la palabra dada. Emunah significa literalmente “lo que permite construir encima”, “lo que aguanta”, lo que es de fiar. Para el pueblo judío, muy influido por su visión religiosa de la Alianza con Yahveh, la característica fundamental de la verdad es la correspondencia entre lo que se promete y lo que se cumple en la realidad. Cuando hablamos de un “amor verdadero” nos estamos refiriendo a este tipo de verdad.
En Roma la palabra que se empleaba era veritas, que se refiere a la exactitud y el rigor de la correspondencia entre el pensamiento y el lenguaje.
Para el cristianismo la verdad adquiere un nuevo aspecto. La verdad es eterna y divina, y ha sido revelada por Dios. Este es el concepto de verdad que aparece en las obras de los filósofos cristianos, como Agustín de Hipona o Tomás de Aquino.
Después de la Revolución Científica del siglo XVI el concepto de verdad estará asociado a la comprobación científica de los hechos mediante experimentos. La verdad científica es un conocimiento que se puede verificar.
En la filosofía moderna el filósofo Leibniz distinguió entre dos tipos de verdades: Verdades de hecho y verdades de razón. Las verdades de hecho deben ser comprobadas mediante la experiencia, mientras que las verdades de razón son necesariamente válidas.
La filosofía contemporánea ha cuestionado el concepto de verdad científica, considerándose actualmente que la verdad es algo provisional y relativo al observador.
Respecto del conocimiento, la verdad está asociada a las proposiciones con las que expresamos nuestros juicios sobre la realidad. Lo que puede ser verdadero (o falso) son los enunciados con los que expresamos cómo creemos que son las cosas. Existen diversas formas de entender lo que es la verdad respecto del conocimiento:
La verdad como adecuación: la verdad es la adecuación entre el pensamiento y la realidad. Existe una realidad objetiva externa al pensamiento, de modo que la verdad es la concordancia entre la realidad y nuestras descripciones de la misma. Los problemas aparecen, sin embargo, cuando abordamos qué se entiende por correspondencia o adecuación. Tal y como mostró Kant en el siglo XVIII, no podemos saber lo que es la realidad con independencia de nuestro modo de conocerla, de nuestros órganos sensoriales y de nuestras estructuras mentales. Kant señaló que el sujeto no es un receptor pasivo del conocimiento, porque nuestra mente actúa activamente cuando conocemos aportando conceptos y categorías que organizan la realidad. Todos vivimos en la misma realidad, pero en mundos distintos. El murciélago y el hombre vivimos en la misma realidad y estamos sometidos a sus leyes, pero el mundo de ambos es muy distinto.
La verdad como evidencia: la verdad es la fuerza con la que hay cosas que se nos imponen. El objeto se impone al sujeto con tanta fuerza que éste tiene que aceptarlo como verdadero o como real. El filósofo francés del siglo XVII René Descartes pensaba que la verdad debía ser evidente. Para Descartes, algo es indiscutiblemente verdadero cuando lo captamos mediante la intuición. La intuición nos permite alcanzar ciertas verdades fundamentales de forma simple, evidente e indudable. El hecho de que estoy pensando y, por lo tanto, tengo que existir, es un ejemplo de este tipo de verdades evidentes.
La verdad como evidencia corroborada: la verdad es la evidencia suficientemente verificada. La verdad no es la concordancia con la realidad, sino el resultado de un proceso de verificación. Es un esfuerzo por conseguir una evidencia cada vez más fuerte. No necesitamos conocer qué es la realidad, sino comprobar que nuestras ideas y nuestras teorías resisten a la crítica, a las nuevas evidencias, a la realidad misma.

Los criterios de verdad.
¿Cómo podemos estar seguros de que lo que pensamos y decimos es verdad? ¿Cómo podemos distinguir lo verdadero de lo falso? Para hacerlo necesitamos un criterio, es decir, un modo de juzgar y discernir. Los criterios de verdad son los que tienen que “hacer verdadera” una afirmación apoyándola con pruebas que fortalezcan su evidencia.
Existen cuatro principios comunes a todos esos criterios:
         Corroboración. Una afirmación debe mostrar su fortaleza, las  
          pruebas a las que se ha sometido y cómo las ha soportado.
         Coherencia. La verdad tiene que ser coherente consigo misma y con otra verdades 
           conocidas. 
        Aplicación práctica. Las aplicaciones prácticas corroboran la verdad de la teoría. La     aplicación de los Derechos Humanos, por ejemplo, resuelve muchos problemas morales, de ahí que haya que admitirlos.
Universalidad de la evidencia. La verdad solo puede fundarse en evidencias que toda persona racional puede tener. La verdad debe producir consenso entre los seres racionales, pero no es verdadera porque todo el mundo piense que lo es, sino al contrario, alcanza el consenso porque es verdadera.
Existen otros criterios de verdad distintos que se suelen aplicar en las ciencias empíricas basadas en la observación y en la experiencia. Algunos de ellos son el criterio del tiempo, el de autoridad, el de la certeza psicológica o moral, el de la evidencia o el de la intersubjetividad… Pero ninguno de ellos proporciona una forma absoluta de encontrar la verdad, aunque su búsqueda siga siendo un objetivo importante y necesario.

Teorías sobre el valor de la verdad.
Como encontrar la verdad resulta una tarea problemática, existen diversas posiciones filosóficas respecto al valor de la verdad:
Escepticismo: No es posible obtener conocimientos firmes y seguros. No se pueden alcanzar verdades seguras, sino sólo opiniones más o menos probables.
Realismo: Los objetos existen de forma independiente y externa al sujeto.
Relativismo: No existen conocimientos universales absolutamente verdaderos. La verdad depende del punto de vista de los sujetos.

CUESTIONES.

1. ¿En qué consiste la diferencia entre la vertiente teórica y práctica de la racionalidad humana? ¿De qué se ocupa cada una de estas dos modalidades de la racionalidad? Aclara tu respuesta con ejemplos.
2. ¿Qué significan los términos griegos doxa y episteme? ¿Qué diferencia hay entre ellos?
3. Un grupo de turistas visita la catedral de León, que tiene unas vidrieras muy hermosas. La mitad del grupo entra en la iglesia y la otra mitad se queda fuera. Se comunican con sus móviles. Los que están dentro dicen: “Estamos viendo unas vidrieras con colores maravillosos, que representan flores y figuras. ¿Las veis?”. Los de fuera dicen que no, que las ven grises. Los que están dentro las ven luminosas y coloreadas, mientras los de fuera las perciben grises y oscuras.
¿Quién está en lo cierto? Justifica tu respuesta de acuerdo con lo estudiado en esta unidad.





























UD. 4. LA RACIONALIDAD PRÁCTICA: ÉTICA Y POLÍTICA.

OBJETIVOS.

– Apreciar la distinción entre la ética y la moral, y reconocer las especificidades características de la acción moral.
– Describir el fundamento de la conciencia moral, apreciando el modo en que se desarrolla a lo largo de la vida.
– Conocer la diversidad de teorías existentes acerca del origen de la conciencia moral, valorando las implicaciones de cada una de ellas.
– Exponer críticamente los distintos puntos de vista acerca del origen y la validez de los valores, adoptando una posición personal razonada en este tema.
– Reconocer las características específicas de la filosofía política, distinguiéndola de la ciencia política y de la ética.
– Conocer la definición de Estado y describir las diferentes concepciones filosóficas sobre su origen y fundamento.
– Distinguir las diversas posiciones filosóficas existentes para fundamentar el origen y la validez del derecho, valorándolas críticamente desde un punto de vista personal.

CONTENIDOS.

La ética y la moral.
Llamamos moral a una forma específica de conducta humana regulada por valores y normas. La ética, en cambio, es una parte de la filosofía que se dedica a la reflexión crítica sobre los fundamentos de la moral. La ética se dedica entre otras cosas a estudiar los valores morales, a analizar en qué consiste la responsabilidad moral, a estudiar si las personas somos libres o a averiguar cuál es el alcance de la obligación moral.
Es importante tener clara la distinción entre las normas morales y las normas legales. La ley es un conjunto de reglas impuestas por la sociedad, con valor coercitivo y cuyo incumplimiento puede ser sancionado. La moral, en cambio, son reglas individuales dictadas por la conciencia. El incumplimiento de las normas morales produce malestar y remordimiento.

La acción moral.
Los animales, como sabemos, actúan instintivamente siguiendo unas pautas biológicamente prefijadas. Las personas, en cambio, pueden pensar, elegir y decidir libremente cómo actuar. La elección libre y consciente de nuestros actos, sin embargo, supone asumir una responsabilidad. Además, como ya observó Aristóteles, la repetición de elecciones, decisiones y actos concretos modela nuestra forma de ser con la adopción de hábitos.
Los hábitos son costumbres, disposiciones y actitudes permanentes de conducta que van construyendo nuestro carácter con el tiempo. La vida de cada cual es, por lo tanto, un proyecto moral, ya que el hombre es un ser que se construye a sí mismo a partir de sus circunstancias. Algunos filósofos como Ortega o Sartre le han dado mucha importancia a esta cuestión.
Recuerda que Kant distinguió entre el uso teórico y el uso práctico de la razón. Hacemos un uso práctico de la razón cuando la usamos para pensar y dirigir nuestras acciones, especialmente en todo lo que implica relacionarse con otras personas y con la sociedad. La razón práctica nos permite ser conscientes, juzgar las posibilidades de acción y elegir cómo comportarnos. Para elegir adecuadamente cómo comportarse, debemos analizar con cuidado los diferentes elementos de la acción moral. Estos elementos son: Los motivos que nos impulsan a actuar, los fines que perseguimos, los medios que empleamos y el resultado final de la acción.

La conciencia moral.
La conciencia moral es la capacidad que tenemos las personas para captar los principios morales y emitir un juicio sobre la acción. La conciencia moral elabora juicios prácticos, aplicando las normas universales a casos concretos. También nos hace responsables de los actos que llevamos a cabo, produciendo en ocasiones un sentimiento de remordimiento o satisfacción dependiendo de nuestras acciones.
¿De dónde procede la conciencia moral? Existen diversas teorías sobre el origen de la conciencia moral. Algunos piensan que tiene un origen sobrenatural porque es reflejo de la ley de Dios. Otros creen que tiene un origen natural, porque es parte de la naturaleza racional común a todos los hombres. Finalmente, algunos piensan que tiene un origen convencional, porque la conciencia del individuo se va modelando como respuesta a los influjos de su entorno, por lo que la conciencia moral depende de la sociedad y del momento en el que se vive.
Los psicólogos han prestado mucha atención al proceso de desarrollo de la conciencia moral. Los estudios realizados muestran que la conciencia es una capacidad que evoluciona a lo largo de la vida. Según Kohlberg existen tres niveles y seis etapas diferentes en el desarrollo moral de la persona:
Primer nivel: Nivel preconvencional.
1ª etapa: Evitar el castigo por desobedecer las normas.
2ª etapa: Respetar a los demás por interés egoísta e instrumental.

Segundo nivel: Nivel convencional
3ª etapa: Obtener la aceptación del grupo.
4ª etapa: Respetar el orden para evitar el caos social.

Tercer nivel: Nivel posconvencional
5ª etapa: Normas aceptadas con consenso general de la mayoría.
6ª etapa: Validez universal de ciertos principios morales (deber).

Valores y normas morales.
Las normas morales son las reglas de conducta que tenemos en cuenta a la hora de decidir cómo actuar. Estas normas pueden provenir de la sociedad o pueden haber sido elaboradas por nosotros mismos. Hablamos de heteronomía cuando las normas tienen un origen externo de las normas, y de autonomía cuando se trata de normas que el sujeto se da a sí mismo.
Los valores morales son rasgos que apreciamos en la acción moral. Los valores morales sólo se aplican a acciones humanas, y se presentan como existencias necesarias y universales. Ejemplos de valores morales son la igualdad, la libertad, la solidaridad, el bien, la virtud o la justicia.
Existen dos teorías opuestas sobre el origen de los valores: El objetivismo y el subjetivismo.
Para el objetivismo, los valores existen por sí mismos aunque las personas no los conozcan o no los valoren. Usando nuestra razón todos podemos descubrir los valores morales y aplicarlos en nuestra vida. Ejemplos de filósofos objetivistas son Platón o Max Scheler.
Para el subjetivismo, los valores no son objetivos ni universales, sino que dependen de las personas. Los valores son una creación humana que depende de la sociedad en que se vive, de la educación recibida y de las preferencias personales de cada uno. Pensadores como Nietzsche o Sartre son subjetivistas.
También existen teorías encontradas sobre la validez de los valores: El absolutismo por un lado y el relativismo por otro. Para el absolutismo moral, los valores morales son válidos por sí mismos, aunque no todo el mundo los reconozca. Su validez es absoluta y universal. Son aplicables a todaslas personas, en todos los lugares y en todas las épocas históricas. Para el relativismo moral las valoraciones son relativas. Dependen de la sociedad y de la cultura, y pueden variar de unas personas a otras. Ninguna apreciación es objetiva ni universal.
La tendencia actual de la mayoría de filósofos apunta a la necesidad de reconocer unos mínimos éticos universales obtenidos por consenso, que respeten las diferencias culturales y personales pero reconozcan la existencia de una única humanidad (Adela Cortina y su teoría de la “ética mínima”).

La filosofía política.
La filosofía política es una reflexión sobre el modo más conveniente de organizar la vida en sociedad. Conviene que tengas clara la diferencia que existe entre ciencia política y filosofía política. La ciencia política estudia cómo es la sociedad y cómo se ejerce el gobierno. Por el contrario, la filosofía política estudia cuáles son los fundamentos de la sociabilidad humana y cómo debería ser nuestra convivencia en sociedad.
La filosofía política está estrechamente relacionada con la ética. En Grecia ambas ramas de la filosofía se consideraban unidas. Aristóteles pensaba que un ser humano sólo puede ser una verdadera persona si vive en sociedad con los demás, participando de la vida en común. De hecho, los griegos llamaban idiotés a la persona egoísta que sólo se interesaba por su situación individual y se despreocupaba de los asuntos que afectaban a la colectividad.
A partir de la Edad Moderna esta estrecha relación entre lo ético y lo político se ha debilitado. En la modernidad se produjo la separación de lo público y lo privado. A partir de entonces, se considera que la ética pública y la ética privada son dos ámbitos distintos que funcionan separadamente, una consideración que resulta –sin embargo– problemática y arriesgada.

El Estado.
El Estado es una forma de organización social basada en la existencia de una institución que monopoliza el uso legítimo de la fuerza. El Estado surgió en los albores de la civilización, aunque no todas las formas de sociedad son estatales. Sin embargo, desde la formación de los grandes Estados nacionales en la Europa del Renacimiento, la forma de organización estatal se ha extendido por todo el planeta.
No todos los filósofos son partidarios de la existencia del Estado. Entre las corrientes más críticas con el Estado cabe destacar dos: el anarquismo y el marxismo. Para el anarquismo el Estado es un instrumento de opresión que debe ser suprimido para favorecer la libertad del individuo. Es preciso abolir el Estado y sustituirlo por formas libres y autónomas de organización que no sean represivas ni coercitivas. El marxismo también cree que el Estado tal y como existe hoy en día es un aparato de sometimiento en beneficio de los más poderosos. Según Marx, es preciso acabar con esta forma de organización social para que pueda vivirse en una sociedad comunista, en la que todos sean iguales. Sin embargo, la transición al comunismo requerirá mantener durante un tiempo la estructura estatal. Después, cuando la sociedad sea verdaderamente libre e igualitaria, el Estado desaparecerá por sí solo.
A lo largo de la historia del pensamiento se han sucedido diversas concepciones filosóficas del Estado. En general, en la Antigüedad y en la Edad Media se tenía una visión organicista del Estado. Se tendía a pensar que el Estado más importante que el individuo. En Grecia, por ejemplo, Aristóteles creía que el hombre es un ser social por naturaleza, por lo que el objetivo del Estado debe ser la felicidad de los ciudadanos. El Estado es prioritario y anterior al individuo. El Estado es como un cuerpo, en el que cada persona actúa como una parte que debe cumplir su función para que la totalidad funcione adecuadamente.
En la Edad Moderna surgió una nueva visión de la sociedad, según la cual las personas no son sociables por naturaleza, sino que viven en sociedad porque han decidido hacerlo mediante un acuerdo. Hay un nuevo contexto, caracterizado por el racionalismo y la Ilustración, el pluralismo religioso y la separación entre Iglesia y Estado. El hombre para estos filósofos es social por convención y no por naturaleza. Se da mucha importancia a la libertad individual, por lo que empieza a distinguirse la ética de la política y la moral del derecho. Se considera que los intereses individuales de las personas están por encima de los del Estado. Para que la sociedad funcione, sin embargo, es preciso que todos se sometan al poder del derecho y que el Estado también obedezca lo que indican las leyes. Algunos filósofos importantes de esta etapa son Hobbes (partidario del absolutismo), Locke (defensor del liberalismo parlamentario) o Rousseau (partidario de la democracia). También Kant defendió la idea de un contrato social como base de la sociabilidad humana.
En el siglo XX se ha desarrollado una nueva teoría acerca del Estado, denominada neocontractualismo. Los neocontractualistas quieren encontrar un procedimiento para establecer los principios que deben regir la sociedad para que el Estado sea legítimo y justo. Esto puede hacerse mediante ficciones utópicas como la posición original de Rawls o la comunidad ideal de diálogo de Apel y Habermas.

Filosofía del derecho.
El derecho es el conjunto de normas que regulan el funcionamiento de la sociedad, así como las obligaciones y derechos de los ciudadanos. Desde su origen en la antigua Grecia, la filosofía ha intentado explicar cuál es la fundamentación del derecho. En general podemos decir que las dos teorías más importantes en la filosofía del derecho son el iusnaturalismo y el positivismo jurídico:
– Iusnaturalismo: Existe un derecho natural, que consiste en normas válidas para todos los hombres, tiempos y lugares. El derecho se funda en la moral. Existe una diferencia entre legalidad y legitimidad, porque una ley sólo es legítima si es justa.
– Positivismo jurídico: Hay una separación clara entre la ley y la ética. Las leyes que existen son sólo las leyes positivas, las que han sido dictadas y se hacen cumplir en una sociedad. El valor del derecho se funda en su legalidad. Por eso existe una notable variación histórica y social de las leyes, según el momento y el lugar en el que se han establecido.

CUESTIONES.

1. ¿En qué se diferencian la moral y la ética? ¿Y cuál es la diferencia entre legalidad y moralidad? Pon algún ejemplo concreto para aclarar tu respuesta.
2. Muchos filósofos afirman que el hombre es un ser “constitutivamente moral”. ¿Sabes qué es lo que quiere decir esta frase? Explica su relación con los conceptos de responsabilidad, elección y carácter moral.
3. Existen diversas teorías sobre el origen del que proviene la conciencia moral. Explica en qué consisten estas distintas teorías, aclarando razonadamente cuál de ellas te parece más convincente.
4. La conciencia moral, según Kohlberg, evoluciona siguiendo una serie de niveles y etapas a lo largo de la vida. ¿Cuáles son estas etapas y qué características tiene cada una de ellas? ¿Tú crees que todos los seres humanos llegan a la última fase en su vida adulta?
5. ¿De qué se ocupa la filosofía política? ¿En qué se diferencia de la ciencia política? ¿Cuáles son las principales preguntas que se plantea la filosofía política?
6. ¿Sabrías explicar en qué consiste el Estado? ¿Están de acuerdo todos los filósofos en reconocer la necesidad de que exista el Estado? Explica tu respuesta con ejemplos concretos.
7. ¿En qué consiste la teoría contractualista clásica de la Edad Moderna? ¿En qué se diferencia esta concepción del Estado de la que existía en la antigua Grecia?
8. ¿En qué consiste el neocontractualismo de John Rawls? Busca información sobre esta teoría y explica detalladamente en qué consiste. ¿Te parece una propuesta convincente? ¿Por qué?
9. ¿Qué diferencias encuentras entre el iusnaturalismo y el positivismo jurídico? Aclara tu respuesta razonadamente incluyendo algunos ejemplos concretos.































UD. 5. EL LENGUAJE Y LA LÓGICA.

OBJETIVOS.

– Apreciar la importancia de la dimensión simbólica en el proceso de humanización.
– Explicar las características específicas del lenguaje humano que lo distinguen de otros sistemas de comunicación animal.
– Comprender a grandes rasgos las ideas de Wittgenstein acerca del lenguaje.
– Distinguir el lenguaje natural del lenguaje formal propio de la lógica.
    – Saber qué es una falacia identificando correctamente algunas de las más importantes.
CONTENIDOS.

La comunicación y el lenguaje.
Como se sabe, la comunicación es un proceso en el que se transmite información de un punto a otro. También sabemos que en todo proceso de comunicación están presentes los siguientes elementos: Emisor, receptor, mensaje, código, canal y contexto.
El código de cualquier forma de comunicación está formado por signos. Un signo es un elemento que sirve para representar o ponerse en el lugar de algo. Por ejemplo, estamos acostumbrados a asociar el humo con el fuego, la luz roja con el peligro, una paloma con la paz, o la palabra “manzana” con ese tipo concreto de fruta.
Un signo establece una relación entre significante y significado. El significante es el elemento concreto que forma el signo, mientras que el significado es aquello que el signo representa. Por ejemplo, en un semáforo abierto el significante es la luz verde, y el significado es el permiso para avanzar.
Existen distintos tipos de signos. Llamamos indicios a los signos naturales. En las señales la relación entre significante y significado es una conexión entre la causa y el efecto. Por ejemplo, el humo es un indicio que indica la presencia de fuego.
Los signos que no son naturales se denominan convencionales, porque en ellos no hay ninguna conexión natural entre significante y significado. Los signos convencionales están basados en un acuerdo. Llamamos iconos a los signos en los que se trata de representar mediante analogías al objeto representado. En los iconos existe una relación de semejanza entre el significante y el significado. Por ejemplo, muchas indicaciones de tráfico son iconos porque emplean imágenes en las que se representa mediante una analogía lo que se quiere indicar. Los símbolos son signos convencionales no icónicos, en los que la conexión entre significante y significado es completamente arbitraria. Las palabras, por ejemplo, son símbolos verbales o escritos.
La ciencia que estudia los signos se denomina semiótica. La semiótica, a su vez, se divide en varias partes distintas. La sintaxis estudia las relaciones que pueden establecerse entre los signos, para analizar qué secuencias de signos están bien formadas y cuáles no. La semántica se centra en los significados, se preocupa por estudiar las relaciones entre los signos y lo que representan. La pragmática analiza cuáles son los usos del lenguaje y las relaciones que existen entre los signos y los usuarios de un sistema de comunicación.
Muchos animales son capaces de comunicarse entre sí. Sin embargo, existen importantes diferencias entre la comunicación animal y la comunicación humana. Los animales emplean un sistema de comunicación innato, instintivo y común a toda la especie, con el que pueden referirse únicamente a situaciones concretas que se producen en el momento presente. Los seres humanos, por el contrario, empleamos sistemas de comunicación aprendidos y convencionales, que nos permiten referirnos a realidades abstractas o que están más allá de lo particular. Sin embargo, la principal diferencia entre el lenguaje humano y el lenguaje animal está en que el lenguaje humano está articulado. Esto quiere decir que las personas podemos combinar los signos de muchas formas diferentes para crear nuevas estructuras. Además, el lenguaje humano está doblemente articulado. Por una parte, las personas podemos combinar elementos sin significado, como los sonidos o las letras. Y por otra parte, podemos también combinar unidades significativas, como las palabras, para formar una infinidad de frases diferentes. La doble articulación del lenguaje humano hace que nuestras posibilidades comunicativas sean prácticamente ilimitadas, a diferencia de lo que ocurre con los animales. Por eso el lenguaje humano es extraordinariamente rico y complejo.
El lenguaje, que surgió en las primeras etapas de la hominización, ha permitido al hombre adaptarse al medio. Nos permite trascender lo inmediato y pensar de forma abstracta en cosas posibles o futuras, y nos facilita la comunicación al permitirnos compartir experiencias y conocimientos con los demás.

El lenguaje y el pensamiento.
Sin duda, existe una estrecha relación entre nuestros pensamientos y nuestras palabras. Pero los filósofos no se ponen de acuerdo a la hora de aclarar el funcionamiento de las relaciones entre pensamiento y lenguaje.
Algunos filósofos creen que el lenguaje determina el pensamiento. Esta es la posición de los lingüistas Y. Sapir y B. Whorf. La tesis de Sapir y Whorf afirma que nuestro lenguaje determina los conceptos con los que nos representamos la realidad. Así pues, cuando un niño aprende su lengua materna, también está de alguna manera aprendiendo una determinada concepción del mundo con ella.
Por el contrario, el psicólogo J. Piaget creía que el pensamiento condiciona el lenguaje.
Para Piaget, la inteligencia del niño se desarrolla desde su nacimiento, aunque éste sólo es capaz de hablar posteriormente. Piaget creía que existen formas de pensamiento que no son lingüísticas, como la capacidad de resolver un problema (que es lo que hacemos, por ejemplo, al buscar una piedra o un tronco para pasar un riachuelo sin mojarnos).

La filosofía del lenguaje de Wittgenstein.
El filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein dedicó la mayor parte de su obra a estudiar la filosofía del lenguaje. En una primera etapa publicó un libro muy importante, el “Tractatus logico-philosophicus”, en el que defendía la idea de que el lenguaje es una especie de imagen de los hechos que se producen en la realidad. Sin embargo, algunos años después, Wittgenstein elaboró una teoría del lenguaje completamente diferente en su obra “Investigaciones filosóficas”.
El primer Wittgenstein afirma en el “Tractatus” que el lenguaje es una representación del mundo. Wittgenstein estaba preocupado por aclarar qué cosas pueden decirse con sentido y cuáles son simplemente un galimatías que no significa nada. Creía que el lenguaje de la ciencia afirma cosas lógicas y llenas de sentido, mientras que muchas de las afirmaciones de la metafísica, la religión o la ética simplemente no significan nada.
Para que el lenguaje pueda decir cosas con significado hace falta que nuestras palabras reproduzcan la lógica de los hechos, porque el lenguaje funciona proporcionando imágenes de la realidad. Esta imagen sólo será adecuada si hay una correspondencia entre las palabras y los hechos.
El segundo Wittgenstein, después de unos años, rechazará por completo las ideas del “Tractatus”. En las “Investigaciones filosóficas”, Wittgenstein afirma que no existe ningún lenguaje ideal (ni siquiera el científico) que sea capaz de reproducir la lógica del mundo. El fallo del “Tractatus”, para el segundo Wittgenstein, está en que consideraba que el lenguaje estaba hecho únicamente de proposiciones, de afirmaciones o negaciones sobre la realidad. Sin embargo, el lenguaje puede servir para muchas más cosas: A veces hablamos para dar órdenes, para pedir algo, para expresar alegría o sorpresa, para saludar, para rezar… Así que en vez de un lenguaje lo que hay son muchos lenguajes diferentes, o como Wittgenstein los llamó, muchos “juegos de lenguaje” distintos. Cada “juego de lenguaje” tiene sus propias reglas, por lo que resulta imposible elaborar una teoría ideal que los reúna a todos. La función de la filosofía, según esta teoría, será la de aclarar cuáles son los juegos de lenguaje que estamos usando para que no caigamos en malentendidos ni en confusiones engañosas. Así se demostrará que muchas de las paradojas y dificultades de la filosofía no son más que malentendidos lingüísticos que derivan de haber usado ilegítimamente un juego de lenguaje en lugar de otro.

El lenguaje formal de la lógica.
El lenguaje ordinario, pese a su riqueza, presenta algunas ambigüedades y se presta a confusiones y paradojas. Para evitar estas dificultades se han construido lenguajes artificiales como los de la lógica o las matemáticas.
La lógica estudia la forma que debe tener un razonamiento correcto, prescindiendo del significado semántico del contenido. Un razonamiento es una serie de proposiciones o juicios relacionados entre sí. Así, podemos decir que un razonamiento consiste en la deducción de conclusiones a partir de ciertos datos que se dan por sabidos (premisas).
La lógica se interesa sólo por la verdad formal, no por la verdad material. La lógica puede decirnos si un razonamiento está correctamente construido pero nos permite determinar si una proposición es verdadera o no en el mundo de los hechos de la experiencia.
En su formulación clásica la lógica utiliza símbolos que se combinan formalmente para analizar el modo en que se construyen los razonamientos. Los razonamientos típicos de la lógica clásica son los silogismos. Un silogismo es un argumento deductivo formado por tres proposiciones: Dos premisas y una conclusión. Veamos un ejemplo típico de silogismo, que ilustra el llamado “modus ponens”:
1.- Todas las personas son mortales.
2.- Luisa es una persona.
3.- Por lo tanto, Luisa es mortal.
Y aquí tienes otro ejemplo característico, el denominado “modus tollens”:
1.- Si llueve, me mojo.
2.- No me he mojado.
3.- Por lo tanto, no ha llovido.

Falacias.
Como sabemos, un razonamiento es una serie de proposiciones o juicios relacionados entre sí. Cuando estas proposiciones están encadenadas de una forma incorrecta decimos que el razonamiento es falaz. Así pues, una falacia es un razonamiento que parece estar bien, pero que al analizarlo detenidamente está incorrectamente formulado. A veces las falacias son intencionadas, puesto que están hechas para confundir a nuestro interlocutor. Llamamos sofismas a estos razonamientos engañosos hechos a propósito con la intención de confundir. Distintos tipos de falacias:
– Falacia ad baculum: Persuadir mediante la fuerza. Razonamiento en el que para establecer una conclusión no se aportan razones sino que se recurre a la fuerza o a la amenaza; ejemplo: “No vengas a trabajar a la tienda con pantalones cortos; recuerda que quien paga, manda”. Esquema implícito: A afirma p, A es una persona con poder sobre B, por lo tanto, p.
– Falacia ad hominem: Desacreditar la opinión de otros descalificando a la persona que defiende los argumentos en cuestión; ejemplo: “Los ecologistas dicen que consumimos demasiada energía, pero no hagas caso, porque siempre exageran”. Esquema implícito: A afirma p, A no es una persona de crédito, por lo tanto, no p.
– Falacia ad verecundiam: Afirmar la validez de una proposición basándose en la autoridad de quien la enuncia; ejemplo: “Según el alcalde, lo mejor para la salud de los ciudadanos es asfaltar todas las plazas”. Esquema implícito: A afirma p, A es una autoridad, por la tanto, p.
– Falacia ad populum: Discurso en el que se omiten las razones adecuadas y se exponen razones no vinculadas con la conclusión, pero que se sabe serán aceptadas por el auditorio. Es una argumentación demagógica; ejemplo: “Tenemos que prohibir que vengan más extranjeros, pues ¿qué harán nuestros hijos si los inmigrantes les quitan el trabajo”. Esquema implícito: A afirma p, A presenta un contexto emocional favorable, por lo tanto, p.
– Falacia ad ignorantiam: Razonamiento en el que se pretende defender la verdad (o la falsedad) de una afirmación por el hecho de que no se puede demostrar lo contrario; ejemplo: “Nadie puede demostrar que no haya ninguna influencia de los astros en nuestra vida; por lo tanto, las predicciones de la astrología son verdaderas”. Esquema implícito: Se niega (o afirma) p, como no tenemos pruebas de que p sea verdadero (o falso), por lo tanto, p es falso (o verdadero).
– Falacia post hoc... (post hoc, ergo propter hoc..., después de esto, entonces por causa de esto...): Razonamiento que, a partir de la coincidencia entre dos fenómenos se establece, sin suficiente base, una relación causal; ejemplo: “El cáncer de pulmón se presenta frecuentemente en personas que fuman cigarrillos; por lo tanto, fumar cigarrillos causa este cáncer”. Esquema implícito: Se da X, acto seguido se da Y, por la tanto, X es causa de Y.
– Falacia de la afirmación del consecuente: “XXXX”.
– Falacia de la negación del antecedente: “XXXX”.
– Falacia de petición de principio: Toma como premisa del razonamiento la
conclusión que se pretende demostrar.

CUESTIONES.

1. ¿Sabrías explicar qué diferencia hay entre un indicio, un icono y un símbolo? Pon al menos dos ejemplos diferentes de cada uno de ellos para explicar tu respuesta.
2. ¿Qué características tiene el uso de los símbolos para los seres humanos? ¿Por qué son tan importantes?
3. ¿De qué forma crees que pudo influir el uso de los símbolos en el proceso de humanización? Explica tu respuesta con ejemplos concretos.
4. ¿Recuerdas cuáles son los elementos básicos de cualquier proceso de comunicación? Ilustra estos elementos con un ejemplo concreto para aclarar tu respuesta.
5. ¿Cuáles son los rasgos que diferencian el lenguaje humano de otras formas de comunicación animal, como la que existe entre las abejas o entre las ballenas? Explica razonadamente tu respuesta.
6. ¿Qué es lo que proponía el primer Wittgenstein en el “Tractatus”? ¿Cuál era su propósito al escribir esta obra?
7. ¿Por qué rechaza el segundo Wittgenstein las ideas del “Tractatus”? ¿Qué es lo que defiende en su segunda etapa este filósofo del lenguaje?
8. ¿Sabes lo que es un lenguaje formal? ¿En qué se diferencian los lenguajes formales de los lenguajes naturales? Pon ejemplos para aclarar tu contestación.
9. La lógica es una parte muy importante de la filosofía. ¿Recuerdas qué es lo que estudia la lógica? ¿Sirve para algo este estudio?








































UD. 6. EL SER HUMANO: NATURALEZA Y CULTURA.

OBJETIVOS.

– Distinguir los aspectos naturales y culturales presentes en el ser humano.
– Describir las principales etapas en el desarrollo evolutivo del homo sapiens, diferenciando los procesos de cambio biológico y de desarrollo psico-social.
– Conocer los principios básicos de la teoría evolucionista, distinguiéndola adecuadamente del fijismo y apreciando las diferencias existentes entre la teoría de Lamarck y la de Darwin.
– Apreciar la dimensión intrínsecamente social del ser humano, valorando la importancia de la cultura como elemento constituyente de la individualidad personal.

CONTENIDOS.

Naturaleza y cultura.
La conducta del ser humano no puede comprenderse desde un punto de vista exclusivamente biológico. A diferencia de lo que sucede con el resto de los animales, en el hombre existe una dimensión cultural de gran importancia que se superpone a su dimensión biológica. Las personas están configuradas a la vez por unos elementos de carácter natural y otros de carácter social.
A grandes rasgos, podemos decir que lo natural en el hombre es su herencia biológica, transmitida por nuestros padres. Se trata de elementos que recibimos de forma innata y que están codificados en nuestros genes. Rasgos como el color de los ojos o el grupo sanguíneo forman parte de nuestra herencia biológica.
La dimensión cultural del ser humano, por el contrario, se adquiere a través de la socialización. La cultura es algo aprendido que nos ha transmitido la sociedad en la que vivimos. El lenguaje que hablamos, la forma en la que nos vestimos o el tipo de comidas que preparamos forman parte de nuestra cultura.

La vida y la evolución.
Los biólogos datan el origen de la vida en la Tierra hace aproximadamente 3.600 millones de años. Hoy sabemos que todos los seres vivos de nuestro planeta comparten la misma organización bioquímica y un origen común. Según nos enseña la teoría de la evolución, el desarrollo de la vida ha sido básicamente continuo a lo largo del tiempo.
La variabilidad genética que caracteriza la herencia biológica ha permitido un procesode selección natural de los organismos mejor adaptados. Esto ha generado una serie de cambios cualitativos graduales que han provocado a lo largo del tiempo la transformación de las especies vivas. Nuestra especie, el homo sapiens, es también un producto de la evolución biológica. Como sabemos, nuestros ancestros fueron primates antropoides que fueron evolucionando a lo largo del tiempo hasta convertirse en seres similares a nosotros.
Aunque hoy en día la evolución de las especies es un hecho científico indudable, esto permaneció ignorado durante mucho tiempo. La teoría predominante fue durante siglos el fijismo. El fijismo afirma que las especies son inmutables y permanecen siempre tal y como Dios las creó. Esto es, por ejemplo, lo que creía Linneo, el padre de la taxonomía moderna. Filosóficamente, el fijismo es una postura esencialista que defiende la existencia de una jerarquía natural de los seres. Apoya la idea de que existe una naturaleza humana fija y determinada, y concede al hombre un papel central en la creación.
El fijismo, sin embargo, tenía muchos fallos. No podía explicar el significado de los fósiles de seres que hoy en día no existen, por ejemplo. Por eso surgieron las teorías evolucionistas, según las cuales las especies no son inmutables sino que cambian con el tiempo.
Lamarck propuso una teoría de la transformación según la cual las especies se transforman progresivamente, perfeccionándose y haciéndose cada vez más complejas. Lamarck creía que la función hace al órgano y que los caracteres adquiridos se heredan.
Hoy en día sabemos que estas dos suposiciones son falsas. La teoría correcta fue enunciada por Darwin. Según esta teoría todas las especies tienen un origen común. La evolución se produce porque los organismos están continuamente luchando por su supervivencia. Esto favorece un proceso de selección natural que garantiza el éxito competitivo del más apto. Los mecanismos de la evolución son la adaptación y herencia. La teoría se basa en el carácter ciego y azaroso del proceso evolutivo, negando la existencia de finalismo en la Naturaleza. El evolucionismo es, filosóficamente, una teoría materialista, dinámica y progresiva. Aunque la teoría de Darwin es correcta, en su tiempo encontró muchas críticas porque no se conocía el modo en que se heredan biológicamente los caracteres. De hecho, sólo pudo aclararse el mecanismo por el que se transmite la herencia cuando se desarrolló la genética.

La evolución humana: Antropogénesis.
En el proceso de la evolución humana conviene distinguir los cambios biológicos (a los que se llama hominización) de los cambios psicosociales (que reciben el nombre de humanización).
Los elementos fundamentales de la hominización son los siguientes: En primer lugar el bipedismo, que es una adaptación a las condiciones ambientales de la sabana. Esto produjo cambios en la estructura del pie, una modificación de la columna vertebral, la liberación de las manos, una reducción de las mandíbulas, el aumento del cráneo y la disminución de los dientes. Todos estos cambios fueron enormemente importantes, porque ofrecieron bases fisiológicas que hicieron posible la aparición de la inteligencia, del lenguaje y de la técnica.
Los aspectos más importantes de la humanización o evolución cultural están relacionados con la capacidad de aprendizaje humana, que nos permitió superar las limitaciones de la conducta instintiva. Algunos elementos relevantes en la evolución psicosocial del hombre fueron el desarrollo de la caza, el descubrimiento del fuego, la larga etapa de aprendizaje característica de los recién nacidos humanos, el desarrollo del comportamiento social y la aparición del lenguaje.
Establecer una cronología para las etapas de la evolución humana es una tarea muy compleja. El homo habilis, uno de nuestros más remotos ancestros, vivió hace unos 2,5 millones de años. Al homo habilis le sucedió el homo erectus, hace unos 1,8 millones de años. Existieron muchos otros antropoides en la cadena evolutiva del género Homo. Cabe destacar al homo sapiens neanderthalensis (el hombre de Neandertal), que vivió hasta hace unos 30.000 años pero que se extinguió. Nuestra especie, el homo sapiens sapiens apareció hace unos 100.000 años y ha permanecido –en términos de hominización– prácticamente idéntica desde entonces.

La dimensión sociocultural del ser humano.
Como hemos visto, en el ser humano existe una dimensión social mezclada con la dimensión biológica. Los seres humanos son sociales, puesto que viven en grupos de individuos que se relacionan entre sí de formas complejas. Cada grupo social dispone de una cultura propia. La cultura puede definirse como un conjunto de valores, normas y objetos característicos de una sociedad. En sentido amplio, la cultura de un grupo social hace referencia a su forma de vida, e incluye actividades, conocimientos, técnicas, ideas, costumbres, bienes… que se transmiten por aprendizaje social.
La cultura es enormemente importante, porque permite al ser humano suplir sus carencias como animal, así como adaptarse al medio modificándolo. Conviene distinguir dos aspectos en la cultura de un grupo social. La cultura material está constituida por objetos, técnicas, vestidos… mientras que la cultura inmaterial está integrada por normas, leyes, ideas, costumbres…
El ser humano sólo puede desarrollarse como persona en el seno de la sociedad mediante el aprendizaje de una cultura. A este proceso se le denomina socialización, y resulta fundamental para que los niños aprendan las normas y los valores de su cultura. Además, la socialización permite que el individuo comprenda quién es, adquiriendo su propio sentido de la identidad. La libertad, la identidad (social y personal) y la individualidad humanas sólo pueden desarrollarse en sociedad.

CUESTIONES.

1. ¿Sabrías explicar cuál es la diferencia entre los elementos naturales y culturales que caracterizan a un ser humano? Pon un ejemplo concreto para aclarar tu respuesta considerando qué es lo que hay de cultural y de natural en una persona perteneciente a un país distinto del tuyo.
2. ¿En qué consiste el fijismo? ¿Qué es lo que afirma esta teoría? Explica detenidamente cuáles son las características de esta teoría desde el punto de vista filosófico.
3. ¿Qué es lo que defiende la teoría de la evolución? ¿En qué se diferencia del fijismo? ¿Cuáles son sus implicaciones desde el punto de vista filosófico?
4. Expón cuáles son las diferencias entre la teoría de Lamarck y la de Darwin. ¿Cuál de las dos ha sido corroborada científicamente? Explica tu respuesta.
5. En la antropogénesis suelen diferenciarse dos procesos diferentes, aunque interrelacionados, a los que se denomina hominización y humanización. ¿Sabes en qué consiste cada uno de ellos? Explica tu respuesta.
6. ¿Cuáles son los principales cambios que se produjeron en el proceso de hominización? Pon ejemplos concretos de cada uno de ellos, aclarando cuál fue su importancia en el proceso evolutivo del ser humano.
7. ¿Qué aspectos importantes hay que tener en cuenta para describir la evolución cultural del ser humano a lo largo del proceso de humanización? Explica claramente la importancia que tuvo cada uno de estos aspectos en la transformación del hombre.
8. ¿Qué significado tiene la palabra “cultura” para un antropólogo o para un filósofo? ¿Para qué sirve la cultura? ¿Cuáles son los elementos que integran la cultura de una determinada sociedad?
9. Muchos filósofos afirman que la individualidad y la libertad del ser humano sólo pueden alcanzarse en el seno de la sociedad. ¿Sabrías explicar el significado de esta frase?
10. ¿Crees que existen algunas culturas que son superiores a otras? Explica tu respuesta razonando convenientemente tu posición y poniendo ejemplos concretos para aclarar tu punto de vista.








UD. 7. CONCEPCIONES FILOSÓFICAS DEL SER HUMANO.

OBJETIVOS.

– Conocer las concepciones filosóficas del ser humano en las distintas etapas del pensamiento griego, apreciando su repercusión posterior en la filosofía occidental.
– Describir las aportaciones que el cristianismo introdujo en la antropología filosófica y apreciar su carácter novedoso frente a la filosofía de tradición griega.
– Valorar la importancia del Renacimiento como etapa de redescubrimiento del hombre y de su papel en el universo.
– Conocer las aportaciones principales de la filosofía política renacentista, explicando sus conexiones con el antropocentrismo de la época.
– Comprender el modo en que se plantea la concepción filosófica del ser humano en la modernidad, distinguiendo adecuadamente las propuestas de los pensadores racionalistas y empiristas.
– Describir las líneas generales de la antropología kantiana relacionándola tanto con su epistemología como con su ética.
– Comprender la importancia que tienen los llamados “filósofos de la sospecha” en el replanteamiento de las concepciones filosóficas del hombre en la Edad Contemporánea.
– Conocer los planteamientos básicos de la teoría psicoanalítica freudiana en lo que se refiere a su concepción del ser humano.
– Enunciar las líneas generales de la antropología filosófica marxiana.
    – Comprender los elementos centrales de la concepción del ser humano que plantea Nietzsche.
CONTENIDOS.

La Grecia arcaica.
En Grecia, antes de la aparición de la filosofía, las ideas acerca del ser humano estaban basadas en los mitos recogidos por Homero y Hesíodo. En sus poemas épicos, estos autores otorgaban gran valor a la virtud (a la que denominaban en griego areté, que significa excelencia). Para los griegos arcaicos el modelo ideal de ser humano consiste en el valor, la fuerza y la astucia, que son las propiedades de los héroes. En los poemas épicos griegos lo que importa no es la intención, sino el resultado. Lo admirable para ellos era el éxito. De acuerdo con esta visión del hombre, la sociedad griega arcaica otorgaba gran valor a los mejores (“aristoi” en griego), de donde viene la palabra “aristocracia”.

La Grecia clásica.
Como sabemos, el nacimiento de la filosofía tuvo lugar en Grecia hacia el siglo VI a.C.
Aunque los primeros filósofos estaban sobre todo interesados por las leyes de la naturaleza (physis), pronto se produjo un giro antropológico con Sócrates y los sofistas en el siglo V a.C. Este interés por las leyes humanas (nomos) coincide con el desarrollo de la democracia en Atenas e introdujo ideas novedosas en el pensamiento griego.
A partir de este momento, en la filosofía griega aparecerá una concepción del hombre como animal racional y como animal social. De acuerdo con esta visión, la racionalidad humana nos permite comportarnos como seres morales y políticos. Sin embargo existía una diferencia importante entre la visión de Sócrates y la de los sofistas. Los sofistas establecían una distinción muy nítida entre physis y nomos. Para ellos, la naturaleza seguía unas leyes propias que no dependen de los humanos. En cambio, las leyes de la ciudad (el nomos) son convencionales. Los hombres las crean ylas pueden cambiar. Esta visión está muy relacionada con el relativismo moral que defendían estos filósofos, según el cual las normas no son nunca absolutamente buenas o malas, sino que dependen de la sociedad y del momento en que uno vive.
Sócrates criticó duramente a los sofistas. En su opinión, la razón era el atributo esencial del hombre. Atendiendo a nuestra razón y escuchando la voz de la conciencia podemos saber qué es lo que está bien y lo que está mal. El bien y el mal no son relativos, sino que son iguales para todos los seres humanos en todo momento. Para saber cómo comportarnos debemos usar la razón. Así descubriremos la importancia del autodominio, que es el principio de la libertad. Sócrates afirmó la relevancia de la autonomía humana que nos convierte en artífices de nuestra armonía personal. Cada uno de nosotros es responsable, con sus decisiones, de su propia felicidad.
A partir de este momento la filosofía griega se planteó el problema de las relaciones entre alma y cuerpo. Para esta cuestión, como sabes, existen respuestas monistas (como el materialismo y el espiritualismo). Pero también hay respuestas dualistas como la platónica. Platón creía que el ser humano estaba formado por una parte noble y espiritual (el alma) que estaba encerrada en una parte material y poco digna de aprecio (el cuerpo). El alma es inmortal y de origen divino, mientras que el cuerpo es mortal y corruptible. Además, Platón pensaba que hay tres partes o tipos de alma en el ser humano. El alma concupiscible es propia de quienes sólo se preocupan por las cosas materiales. El alma irascible es característica de quienes se dejan llevar por los sentimientos de valor, ira y honor. El alma racional es la propia de quienes aprecian el pensamiento y la reflexión. Para Platón el alma racional es la mejor de todas, por lo que debe encargarse de dominar y controlar a las otras dos. Además, Platón pensaba que la sociedad debería dividirse en tres grupos según el tipo de alma dominante. Aquellos en los que predomina el alma concupiscible deberían dedicarse a cosas materiales, como producir alimentos o comerciar con productos. Los que tuvieran sobre todo un alma irascible serían buenos soldados, mientras que los que tienen un alma racional deberían dedicarse a la filosofía y al gobierno, porque son los que mejor pueden comprender lo que hace falta para guiar a la sociedad.
Aristóteles, discípulo de Platón, también creía que el hombre estaba formado por cuerpo y alma. Pero el alma para Aristóteles no era un principio espiritual e inmortal. Aristóteles creía que todas las cosas estaban formadas por materia y forma. La materia es aquello de lo que algo está hecho y la forma es la manera en la que la materia se organiza y estructura para convertirlo en esa cosa en concreto y no en otra. Para Aristóteles, el cuerpo es la materia de la que estamos hechos, mientras que el alma es la forma. El alma es para Aristóteles un principio vital e intelectivo que desparece cuando dejamos de vivir y de pensar, por lo que el alma para él no era inmortal.
Después de Aristóteles comienza la época histórica del helenismo, que es la que siguió a la muerte de Alejandro Magno. Alejandro había conquistado un enorme imperio en el que se extendieron la lengua y la cultura griega. Pero a su muerte sus territorios fueron divididos en distintos reinos en los que se instauraron monarquías autoritarias. En este tipo de régimen, a diferencia de lo que sucede en la democracia, los individuos no pueden participar en la política porque todo lo decide el monarca. Por eso en el mundo helenístico la filosofía dejó de interesarse por los problemas colectivos y pasó a preocuparse más bien por la felicidad individual. Es el momento en el que se desarrollan las teorías éticas del epicureismo y el estoicismo.
Curiosamente, en la época helenística, la despreocupación por la política y el desarrollo del individualismo coinciden con el sentimiento de que en el fondo todos los seres humanos son iguales. A esto contribuyó en gran medida la extensión de una única cultura de base helénica que hizo a los seres humanos sentirse por primera vez como iguales y como ciudadanos de un mismo mundo.

La Edad Media.
Durante la larga etapa de la Edad Media, que duró casi un milenio, Europa se caracterizó por el predominio absoluto del cristianismo. La religión cristiana introdujo en el pensamiento occidental algunas ideas nuevas muy diferentes de las que existían en Grecia. Por ejemplo, los cristianos creían que Dios había creado el mundo a partir de la nada en un instante determinado. Esta idea hubiera resultado inconcebible para un griego, porque en Grecia resultaba impensable la aparición de algo a partir de nada. Esto es muy importante porque servirá para introducir una concepción lineal de la historia frente al modelo circular del tiempo en Grecia. Para los cristianos el mundo tuvo un principio en la creación y tendrá un término en el que los hombres resucitarán el día del Juicio Final.
La filosofía medieval está además subordinada a la religión. En la Edad Media la fe tiene más valor que la razón, por lo que para los filósofos cristianos la verdad revelada en la Biblia tendrá una importancia fundamental.
En cuanto a la visión del hombre en el cristianismo medieval, podemos decir que sebasa en la creencia de que Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza. Por esa razón el ser humano tiene un papel especial en el universo. El alma humana es inmortal y su destino final dependerá de nuestro comportamiento. Por esa razón la moral está sujeta a las leyes de Dios. Esto quiere decir que el ser humano es libre de obedecer los mandatos divinos o de pecar, y por consiguiente es responsable de su salvación o condenación.

Humanismo renacentista.
En el siglo XV surgió en algunos lugares de Europa una nueva visión del mundo que pretendía superar el teocentrismo medieval. Los autores del Renacimiento prestaron gran atención a los asuntos del hombre, dejando en segundo plano las cuestiones religiosas, por lo que impulsaron el antropocentrismo. Defendieron la libertad de pensamiento, recuperaron los textos de los clásicos grecolatinos y afirmaron la idea de que el ser humano es libre y dueño de su propio destino. Existió además un renovado interés por la ciencia y por la naturaleza, que ahora se consideraba valiosa en sí misma y no sólo por ser una creación de Dios.
La filosofía política en Renacimiento es particularmente importante. Existen dos grandes corrientes de pensamiento político: El realismo político de Maquiavelo y el utopismo de Tomás Moro.
Maquiavelo creía que la política debía basarse en el estudio detallado de cómo se comportan los seres humanos, dejando a un lado las cuestiones morales o las consideraciones acerca de lo que debería suceder en un mundo ideal. En su opinión, para gobernar un país con eficacia hace falta ser realistas. El príncipe debe ser astuto, fuerte y práctico. El éxito en el gobierno no depende de que el príncipe sea una buena persona ni de que tenga virtudes morales, sino que se basa en la capacidad de alcanzar el poder sabiendo mantenerse en él. El pensamiento de Maquiavelo separó nítidamente la política de la ética, que desde tiempos de Aristóteles se habían considerado íntimamente unidas.
Tomás Moro, en cambio, pensaba que era necesario pensar acerca de cómo debería ser una sociedad ideal. Expuso sus teorías en su libro “Utopía”, donde describía cómo habría de organizarse un país para que todos los individuos fueran felices.

La Modernidad.
Durante el siglo XVII Europa vivió una grave crisis económica, social, política y religiosa. Esto hizo que los filósofos se replantearan cuál era el papel del hombre en el universo. Descartes fue uno de los filósofos más importantes de este siglo. Descartes es un filósofo racionalista, porque creía en el valor de la razón como instrumento para alcanzar un conocimiento válido y seguro. Aplicó en su filosofía la “duda metódica” para tratar de encontrar evidencias ciertas e indudables sobre las cuales construir un saber riguroso. Según Descartes la primera verdad indudable es el hecho de que si soy capaz de pensar y de dudar eso quiere decir que yo debo existir (“cogito ergo sum” = pienso y por lo tanto existo). Descartes también creía que en el mundo existen dos tipos de sustancias diferentes: La materia y el espíritu. La materia inanimada está sujeta al mecanicismo determinista, como le ocurre a los planetas que se mueven obedeciendo las leyes de Newton. En cambio el espíritu (el alma, el pensamiento, la conciencia…) es libre e inmortal. El ser humano está formado por estas dos sustancias: Cuerpo material y alma espiritual. Esto plantea un problema filosófico complicado: ¿Cómo se relacionan y se comunican estas dos sustancias en el ser humano? ¿Es el hombre un ser libre o no?
En el siglo XVII también existió un gran interés por analizar el origen de la sociedad. Desde tiempos de Aristóteles los filósofos habían pensado que el hombre era un ser social por naturaleza. Pero en la Edad Moderna esta idea será criticada y comenzará a pensarse que la sociedad no es natural, sino que es artificial. Los hombres han decidido vivir juntos por un acuerdo al que se llama el “contrato social”. Se supone que antes de que existiera la sociedad los seres humanos vivían en un “estado de naturaleza” previo.
Sin embargo, los filósofos no se ponían de acuerdo en los detalles acerca de ese supuesto “estado de naturaleza”. Por esta razón el tema de la naturaleza humana es una de las cuestiones fundamentales de la filosofía moderna.
La idea acerca del estado de naturaleza que tenía Hobbes (un filósofo empirista británico del siglo XVII) era bastante negativa. Para él en su estado natural los hombres son egoístas y desconfiados. Todos vivían en una guerra continua contra todos. El hombre era un lobo para el hombre, por lo que la vida era corta, desagradable y brutal. El Estado es necesario para garantizar la seguridad de los individuos.
Locke también era un empirista británico del siglo XVII. Él creía que en su estado de naturaleza los hombres son libres e iguales. Además pensaba que existe una ley moral natural innata. Los hombres tienen derechos naturales que son previos a la creación de la sociedad, como el derecho a la vida o el derecho a la propiedad.
Rousseau, un filósofo ilustrado del siglo XVIII, creía –por su parte– que el hombre presocial era feliz y libre. En su opinión, la civilización trajo la injusticia y la desigualdad desde el momento en que apareció la propiedad privada. De este modo apareció la codicia y la envidia que corrompieron al hombre.
Uno de los filósofos más importantes de la Edad Moderna es el alemán Kant. Fue un ilustrado del siglo XVIII que trató de contestar en su filosofía a tres grandes preguntas: 1) ¿Qué puedo conocer?, 2) ¿Qué debo hacer?, 3) ¿Qué me cabe esperar?
A la primera pregunta (¿Qué puedo conocer?) Kant responde en su epistemología. Su contestación establece que el hombre no conoce la realidad tal como ésta es en sí misma, sino sólo tal y como se nos muestra a través del modo en que funciona nuestra mente
A la segunda pregunta (¿Qué debo hacer?) Kant contesta en su ética. La ética de Kant es formal y deontológica. Kant criticó las éticas anteriores, a las que llamaba éticas materiales, porque eran heterónomas, hipotéticas y a posteriori. Su ética formal conduce a la formulación de una norma básica de conducta que es el imperativo categórico: “Actúa de tal modo que tus acciones puedan ser universalizables”.
La tercera pregunta de Kant (¿Qué me cabe esperar?) tiene que ver con la aspiración a la felicidad de los seres humanos. Si obedecemos la ética kantiana y siempre cumplimos con nuestra obligación, puede que al final tengamos que renunciar a la felicidad. Kant pensaba que debería haber algún modo de unir el cumplimiento del deber y la felicidad humana, pero eso sólo sería posible si nuestra alma es inmortal y si existe un Dios bondadoso que lo garantice.

La época contemporánea.
Generalmente se considera que la época contemporánea comienza con la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII. La historia del mundo en los últimos dos siglos ha estado marcada por el desarrollo de la industria y de la economía, el progreso científico y técnico, los grandes cambios sociales y los conflictos políticos y bélicos.
Aunque estos cambios mejoraron algunos aspectos de la vida, también crearon serios problemas que hicieron reflexionar a los filósofos. Durante el siglo XIX aparecieron tres grandes pensadores que cuestionaron el valor de las ideas ilustradas acerca de la razón y el progreso: Marx, Nietzsche y Freud.
Karl Marx creía que la esencia constitutiva del ser humano era su capacidad para transformar el mundo mediante el trabajo. El trabajo es creativo y nos hace humanos. Sin embargo, en el capitalismo, el fruto del trabajo no es del trabajador, sino que pertenece al dueño de la fábrica. De esta forma el obrero se siente extraño frente a su trabajo, cuando debería sentirse plenamente satisfecho de poder realizarlo. A esta sensación de extrañamiento Marx la llama “alienación”. Para superar esta contradicción es necesario que el trabajador pueda volver a apropiarse del fruto de su trabajo. Dadas las circunstancias, eso sólo puede suceder si triunfa una revolución que acabe con la propiedad privada de los medios de producción e instaure el comunismo.
Nietzsche, por su parte, fue un filósofo muy crítico con la moral racionalista, platónica y cristiana. En su opinión la moral dominante en Occidente desde tiempos de Platón ha despreciado la vida afirmando el valor de un mundo trascendente situado más allá del mundo real. Nietzsche cree que ese mundo trascendente no existe. Lo único que existe de verdad es esta vida, que hay que vivir y disfrutar intensamente. Pero para Nietzsche eso no significa que debamos prescindir de la moral. Lo que ocurre es que debemos crear una nueva moral basada en la defensa del valor de la vida. Esta nueva moralidad tendrá dos aspectos fundamentales: La afirmación de la voluntad de poder y la aspiración de llegar a convertirnos en superhombres.
Freud, por último, vivió a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Con sus estudios acerca de la psicología humana descubrió que en el ser humano existe una parte irracional e inconsciente que desempeña un papel fundamental en nuestras vidas. Freud creía quedentro de nosotros hay deseos y aspiraciones ocultas (por ejemplo de carácter sexual) de las que no somos racionalmente conscientes, pero que explican una parte importante de nuestro comportamiento. El descubrimiento de Freud fue importante porque nos hizo darnos cuenta de el ser humano no es completamente racional.

CUESTIONES.

1. ¿Cuál es la concepción del hombre que podemos encontrar en los poemas homéricos?
2. Para Aristóteles el ser humano es un ser racional y un animal social. ¿Sabrías explicar detalladamente y con ejemplos concretos lo que significa esta afirmación?
3. Explica detalladamente lo que pensaba Platón acerca de las relaciones entre el cuerpo y el alma de los seres humanos.
4. Después de la muerte de Alejandro Magno, la realidad social y política cambió radicalmente en el mundo helénico. ¿Sabrías explicar de qué forma esta nueva situación influyó en la visión filosófica acerca del ser humano?
5. ¿Cuáles fueron las principales novedades que aportó el cristianismo al pensamiento filosófico en torno al ser humano? ¿Estaban presentes estas ideas en la Grecia clásica?
6. ¿Sabrías explicar la diferencia entre la visión del hombre que tenía Maquiavelo y la que defendía Tomás Moro? Explica tu respuesta.
7. La teoría de Descartes acerca del ser humano es dualista. ¿Sabrías explicar en qué consiste? ¿Cuáles son las dos sustancias de las que estamos compuestos según Descartes?
8. Tanto Rousseau como Hobbes sostuvieron que los seres humanos pudieron haber vivido originalmente en un “estado de naturaleza”. ¿Cómo era este estado de naturaleza para estos dos filósofos?
9. Freud, Marx y Nietzsche son a veces denominados “filósofos de la sospecha”. ¿Sabes por qué se les llama así? Explica cuáles eran sus ideas para aclarar por qué se les considera de este modo.
    10. Define los siguientes términos: Areté, Estoicismo, Epicureismo, Humanismo, Antropocentrismo, Inconsciente, Alienación.







































UD. 8. FUNDAMENTOS DE LA ACCIÓN MORAL.

OBJETIVOS.

– Explicar la diferencia que existe entre legalidad, moralidad y ética.
– Distinguir las éticas teleológicas de las deontológicas, explicando sus diferencias.
– Conocer las líneas generales de la ética kantiana exponiendo su formulación del imperativo categórico.
– Describir el emotivismo moral de Hume, así como su crítica de la falacia naturalista.
– Conocer y valorar críticamente el debate filosófico en torno al problema de la libertad humana, contraponiendo el existencialismo sartriano al determinismo de Skinner.
– Describir las propuestas planteadas por Apel, Habermas y Jonas en el marco de la ética dialógica y de la responsabilidad.

CONTENIDOS.

Ley, ética y moral.
Aunque mucha gente utiliza indistintamente las palabras “moral” y “ética”, en filosofía es preciso distinguir su significado. La moral es el conjunto de normas y costumbres que una persona o una cultura determinada consideran adecuadas. Así, por ejemplo, podemos hablar de la “moral católica” o de un ”comportamiento inmoral”. La ética, en cambio, es el estudio crítico y racional sobre la moral. La ética es una parte de la filosofía que trata de responder preguntas relacionadas con los valores, las normas y las consecuencias de la acción humana. La ética es, por tanto, una reflexión filosófica sobre la conducta moral del hombre.
Es muy importante que aprendamos a distinguir la legalidad de la moralidad. La ley es el conjunto de normas escritas que regulan la convivencia en una sociedad. Las leyes son externas a nosotros y coercitivas, están recogidas en un código porque alguien las ha puesto por escrito. Por eso a la ley escrita se le llama “derecho positivo”. En cambio, la moral es personal porque se refiere a las normas individuales de conducta, tiene que ver con lo que le parece a cada uno correcto o incorrecto.
Las acciones morales surgen en nuestra relación con los demás y están orientadas por normas y valores. La ética trata de basar estas normas morales en una reflexión crítica previa, para que tengan un afán de universalidad
Existen dos tipos de teorías éticas que suelen distinguirse desde Kant: Las éticas teleológicas o de fines y las éticas deontológicas o del deber.
En las éticas teleológicas las acciones apuntan a un fin (que puede ser la felicidad, el placer, la salvación...). Dentro de estas éticas de fines, las normas morales pretenden solventar los posibles conflictos entre intereses enfrentados. En contraste, las éticas deontológicas apuntan al deber que tiene el sujeto de cumplir con su obligación. En la ética del deber las acciones están basadas en normas autónomas y no apuntan a un fin determinado, sino al cumplimiento del deber señalado por la razón.
Kant afirmaba que las éticas de fines eran materiales, porque tenían un contenido o un propósito determinado. Eso, en su opinión, presentaba tres problemas. Las éticas materiales, según Kant, son hipotéticas, heterónomas y empíricas. Kant aspiraba a formular una ética que fuera necesaria, autónoma y a priori, por lo que propuso una ética formal. Su ética no se centra en el contenido de las normas éticas, sino en la forma que deben tener. Para Kant, cada sujeto debe darse a sí mismo sus propias normas, con una única condición. Esa condición es que las normas estén formuladas de manera que puedan universalizarse. A esta condición de las normas éticas Kant la denominó el “imperativo categórico”, y equivale a pedir que en nuestro comportamiento tratemos siempre a los seres humanos como fines en sí mismos y no sólo como medios.

Fundamentación de la moral.
Dependiendo de la escuela filosófica que se siga, la fundamentación de la moral puede ser externa, interna o intersubjetiva.
La fundamentación externa de la moral afirma que el origen de las normas es exterior al sujeto (heteronomía). Puede tratarse de la ley de Dios, de las leyes naturales, de las tradiciones... Estos sistemas corresponden a éticas teleológicas.
La fundamentación interna de la moral sostiene que el origen de las normas es la conciencia moral del propio sujeto (autonomía), como en la ética de Kant.
Por último, la fundamentación intersubjetiva de la moral defiende que el origen de las normas es el diálogo y el consenso, como en las propuestas éticas de Apel y de Habermas.
También existe una controversia respecto al papel que juega la razón en la moral. Kant pensaba que la ética se fundamentaba en el uso práctico de la razón, porque usando nuestra inteligencia podemos saber cómo debemos comportarnos. Sin embargo, David Hume rechaza la fundamentación racional de la ética que ha primado desde los inicios de la filosofía griega hasta el racionalismo. Según Hume, la razón puede mostrar cómo son las cosas pero eso no justifica que nos pueda indicar cómo deben ser (falacia naturalista). Para Hume, los juicios morales se derivan de los sentimientos de agrado o rechazo que nos producen determinadas acciones y que suscitan en nosotros respuestas de aprobación o reprobación. La moral, así pues, reside en la emoción y no en la razón. Estos sentimientos están basados en una naturaleza humana común, que todas las personas compartimos.

La libertad como condición de la acción moral.
Cuando hablamos de la libertad podemos utilizar el concepto en dos sentidos distintos, a los que los filósofos llaman “libertad negativa” y “libertad positiva”. La libertad negativa es la ausencia de oposición o constricción para hacer algo. Yo tengo libertad negativa cuando nadie me ata ni me impide hacer algo.
En contraste, la libertad positiva es la capacidad efectiva para poder llevar a cabo una acción. Para que pueda apreciarse la diferencia podemos pensar en el ejemplo de alguien que quiere llegar a ser médico. Tendría la libertad negativa de hacerlo si nadie le impide estudiar, pero sólo tendría la libertad positiva de hacerlo si verdaderamente es capaz deconvertirse en un médico. Aunque nadie nos lo impida, para poder llegar a estudiar medicina debemos tener muy buena nota, así que no es lo mismo la ausencia de impedimentos y la capacidad real de hacer algo que deseamos. Esta diferencia es muy importante, porque la libertad positiva es la que permite la existencia de la acción moral, ya que es la forma de libertad que hace posible elegir y llevar a cabo realmente nuestras acciones.
El tema de la libertad ha sido muy discutido a lo largo de la historia de la filosofía ¿Es verdaderamente libre el ser humano? ¿O en realidad nuestro comportamiento está prefijado y la libertad es sólo una ilusión? Existen dos posturas contrarias al respecto: Las éticas indeterministas afirman la libertad humana como condición necesaria para la acción moral; por el contrario, las éticas deterministas niegan la libertad humana y sostienen que todos los acontecimientos (incluyendo los actos humanos) están determinados causalmente de forma inexorable.

Indeterminismo ético.
El indeterminismo ético sostiene que el hombre es libre a la hora de actuar. La libertad humana es la base de la acción moral. Un ejemplo de esta postura lo proporcionan la ética de Kant o el existencialismo de Sartre.
Immanuel Kant distingue entre la dimensión corpórea y la dimensión racional del hombre. La dimensión corpórea está sometida a las leyes causales y deterministas del mundo físico, pero la dimensión racional escapa al determinismo y es el espacio de la libertad. La libertad pertenece al ámbito de la razón práctica (acción) y no al ámbito de la razón teórica (conocer).
El carácter moral de una acción, según Kant, no estriba en el fin que nos proponemos ni en las consecuencias del acto, sino únicamente en los principios que mueven a nuestra voluntad a actuar.
Cuando iniciamos una acción, seguimos un imperativo que nos impone una obligación. Kant distingue entre imperativos hipotéticos e imperativos categóricos. Los imperativos categóricos no están condicionados, sino que son universales y necesarios. Una acción es moral cuando obedece al imperativo categórico. Únicamente una voluntad autónoma que obedece los mandatos del imperativo categórico puede considerarse buena.
Kant ofreció distintas formulaciones del imperativo categórico. Una de ellas dice así: “Obra siempre según una máxima tal que puedas querer que se torne en una ley universal”.
Esta manera de enunciar el imperativo categórico hace referencia a la posibilidad de universalización de las normas autónomamente adoptadas. Otra formulación el imperativo categórico es la siguiente: “Obra siempre según una máxima
tal que uses la humanidad, tanto en ti mismo como en los demás, como un fin al mismo tiempo y no únicamente como un medio” Con esta formulación Kant apunta a la importancia del respeto incondicional a la dignidad humana.
Jean-Paul Sartre –por su parte– es el principal representante del existencialismo francés, que se caracteriza por la reivindicación de la existencia concreta, libre y consciente del lugar que cada cual ocupa en el mundo. La identidad humana no es una esencia inamovible y permanente, sino que radica en el hacerse libremente: “Estamos condenados a ser libres”. El existencialismo sartriano es radicalmente ateo. Apela a la acción y a laresponsabilidad, ya que nuestras acciones afectan a los demás. Defiende la autenticidad que consiste en ejercer la libertad en lugar de seguir la corriente para evitar la toma de decisiones comprometidas. Sin embargo, la libertad tiene otra faceta: La apertura a lo indeterminado que produce angustia y puede conducir a la náusea y a la vergüenza.

Determinismo ético.
Las teorías deterministas sostienen que el hombre no es libre porque nuestras decisiones y actos están causalmente determinados por factores biológicos, psicológicos y/o sociales. Tal vez el ejemplo más claro de determinismo ético sea el conductismo de Skinner.
Skinner, desde el ámbito de la psicología, propuso la teoría conductista según la cual la interacción entre el sujeto y su entorno determina el comportamiento. Basándose en la realización de diversos experimentos en los que estudió la reacción de los individuos ante distintos estímulos biológicos, físicos y sociales, Skinner afirmó que la conducta podía orientarse y condicionarse mediante el uso de refuerzos positivos y negativos (condicionamiento clásico y condicionamiento operante). En su opinión, si todos los factores se pudieran controlar, sería posible moldear al ser humano mediante una ciencia de la conducta.

La responsabilidad como fundamento de la moral.
Existen diferentes usos del término responsabilidad que conviene distinguir. En este sentido, resulta útil apuntar la distinción de Max Weber entre dos diferentes concepciones acerca de la orientación de la acción. Weber diferenció entre dos tipos de ética, a las que llamó la ética de las convicciones y la ética de la responsabilidad.
Para la ética de las convicciones existen principios universales de la acción moral, como son la igualdad, la justicia o la solidaridad. Al actuar debemos guiarnos por estos principios sin tener en cuenta las consecuencias. En cambio, la ética de la responsabilidad afirma que en lugar de guiarnos por principios universales e inamovibles, lo que debemos hacer es atender a las consecuencias que tendrá nuestra acción en cada caso concreto.
Karl-Otto Apel desarrollará posteriormente una teoría de la responsabilidad basada en su concepción discursiva de la ética. Esta posición es una reformulación del deontologismo kantiano, según la cual es preciso incluir en la reflexión ética una atención a la justicia, la felicidad y la responsabilidad. Esto es algo que Kant evitó hacer, pero es necesario porque no sólo debemos tratar de ser buenas personas, sino que además es preciso garantizar una buena vida para todos los seres humanos. Según Apel, que en esto tiene la misma opinión que Habermas, la fundamentación de las normas debe proceder del diálogo y el consenso, tratando de acercar posturas divergentes (ética dialógica).
La ética debe, además, atender a las consecuencias del desarrollo científico-técnico desde la responsabilidad. Este tema es complicado porque no se pueden plantear principios universalmente válidos, sino que es necesario analizar las situaciones concretas caso por caso mediante el diálogo y el consenso.
Hans Jonas elaboró una ética de la responsabilidad centrada en el estudio de las nuevas situaciones a las que nos ha llevado el moderno desarrollo científico y técnico. Existen múltiples incertidumbres y amenazas para nosotros, para la naturaleza y para las generaciones futuras que es preciso tener en cuenta. Los antiguos sistemas éticos, basados en la justicia y la solidaridad, sólo sirven para el ámbito de lo cercano. Sólo se ocupan de las relaciones entre los seres humanos, sin considerar que las relaciones con la naturaleza también deben formar parte de la acción moral. Hoy en día, la responsabilidad ante la naturaleza y ante las generaciones futuras debe ser la base de nuestra reflexión ética. Jonas propone el siguiente imperativo: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra.”

CUESTIONES.

1. ¿Sabrías explicar cuál es la diferencia entre ley, moral y ética? Explica tu respuesta con ejemplos concretos.
2. ¿Cuál es la diferencia entre una ética teleológica como la de Aristóteles y una ética deontológica como la de Kant? Explica tu respuesta.
3. Habitualmente se han ofrecido distintas fundamentaciones de las normas morales. Explica en qué consisten y en qué se distinguen unas de otras poniendo ejemplos concretos.
4. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de libertad negativa y libertad positiva? ¿Podrías poner algún ejemplo para distinguir estos dos sentidos de la libertad?
5. ¿Están todos los filósofos de acuerdo en admitir que los seres humanos somos libres? Explica tu respuesta. ¿Y tú qué opinas sobre este tema?
6. ¿Sabrías exponer las ideas principales de la ética kantiana? ¿Recuerdas en qué consiste el “imperativo categórico” formulado por Kant?
7. ¿Qué es lo que propone el existencialismo de Sartre? ¿Por qué decía este autor que “estamos condenados a ser libres”?
8. ¿En qué consiste el emotivismo moral de Hume? ¿Recuerdas en qué se basaba Hume para criticar la “falacia naturalista”? Explica tu respuesta.
9. ¿Por qué suele decirse que Skinner es determinista? ¿Qué es lo que pensaba este autor acerca de la conducta humana? ¿Estás de acuerdo con él? Razona tu respuesta
    10. Explica en qué consiste la propuesta ética de Hans Jonas. ¿Te parece pertinente su planteamiento?

UD. 9. TEORÍAS ÉTICAS. LA FELICIDAD Y LA JUSTICIA.

OBJETIVOS.

– Reconocer las principales teorías éticas eudemonistas, identificando en cada una de ellas el fin que consideran como bien supremo.
– Enunciar las ideas de la ética aristotélica, prestando especial atención a su teoría sobre las virtudes.
– Explicar a grandes rasgos las propuestas fundamentales de las escuelas éticas helenísticas: Cínicos, epicúreos y estoicos.
– Describir las ideas básicas del utilitarismo, distinguiendo la visión individualista y cuantitativa de Bentham de la propuesta social y cualitativa de Stuart Mill.
– Conocer las ideas de la ética tomista, prestando especial atención a su concepción de la justicia.
– Explicar la propuesta fundamental del intuicionismo de Max Scheler y su teoría de los valores.
– Exponer los fundamentos de la teoría de la justicia propuesta por John Rawls.
– Comprender las ideas básicas de la ética discursiva y dialógica de Habermas.

CONTENIDOS.

La ética de Aristóteles.
Para Aristóteles el hombre es un animal racional y un ser social. La ética y la política van unidas, puesto que el bien humano es un bien común que sólo puede alcanzarse en la sociedad. Según Aristóteles, la reflexión ética tiene como fin alcanzar una vida buena. Las teorías como ésta, que identifican la vida buena con la felicidad se denominan eudemonistas. Son éticas materiales, de fines, pues entienden la felicidad como la posesión de un bien determinado.
El bien supremo al que tienden las acciones humanas es la felicidad. Los bienes que proporcionan felicidad no son ni el placer ni el honor ni el dinero, sino el uso de la razón. Pero para poder ejercer la actividad racional hace falta disponer de un bienestar material básico y de la tranquilidad proporcionada por la vida en común. Por eso la familia y la ciudad son el ámbito natural en el que el hombre puede alcanzar la felicidad.
Para Aristóteles existen dos tipos de virtudes: Las éticas y las intelectuales (dianoéticas). Las virtudes intelectuales tienen que ver con el uso teórico de la razón. Según Aristóteles las virtudes intelectuales son dos: Sabiduría y prudencia. Por otra parte, las virtudes éticas son las relacionadas con nuestras acciones. Están basadas en el hábito y en la costumbre. Consisten en elegir el punto medio entre dos extremos, y sirven para orientar nuestra conducta hacia el bien. Por ejemplo, en lo relacionado con el uso del dinero, conviene actuar de forma equilibrada, evitando gastar demasiado como haría un derrochador o gastar muy poco, como haría un tacaño. Lo adecuado es gastar lo justo, siendo generoso. Es importante recalcar que para Aristóteles uno no nace virtuoso sino que se vuelve virtuoso practicando de forma habitual la virtud. Las personas, con nuestras decisiones, somos los artífices de nuestra felicidad.

Límites de la ética aristotélica.
La ética de Aristóteles ha sido criticada por situar la felicidad en un marco fundamentalmente social, menospreciando el papel del individuo y de la naturaleza. Asimismo ha sido criticada por prescindir del goce físico y del placer en su consideración del bien.

Las escuelas éticas helenísticas: Cínicos, estoicos y epicúreos.
La situación política en el mundo helenístico propició el desarrollo de un sentimiento individualista que, sin embargo, también implicaba una reflexión sobre la universalidad del ser humano. En esta época se desarrollan las teorías éticas tomando a la naturaleza como modelo para la vida del hombre:
–Los cínicos: Entre ellos destacan Antístenes y Diógenes de Sínope; buscan la virtud y la felicidad viviendo en conformidad con la naturaleza. Desprecian el bienestar material y rechazan las leyes y convenciones de la vida social. Aspiran a la autarquía (autosuficiencia).
– Los estoicos: Entre los que cabe señalar a Zenón de Citio, Crisipo, Séneca, Epícteto o Marco Aurelio; creen en unas leyes naturales inexorables que rigen el destino del mundo y del hombre. La ética debe basarse en aceptar estas leyes viviendo de acuerdo con la naturaleza. Aspiran a alcanzar la apatía (control racional de las pasiones y emociones) y la ataraxia (imperturbabilidad de espíritu).
– Los epicúreos: Epicuro y Lucrecio; proponen una ética hedonista basada en la búsqueda del placer y la evitación del dolor, reivindicando la importancia de lo físico y lo corpóreo en la felicidad. Aspiran a alcanzar la ataraxia.

Límites de las teorías éticas helenísticas.
Prescinden del carácter social de la vida humana. Se trata de propuestas individualistas marcadas por el subjetivismo.

El utilitarismo.
El utilitarismo es una corriente filosófica que surge a finales del siglo XVIII en Inglaterra, con J. Bentham y J.S.Mill.
Los utilitaristas identifican la felicidad y la justicia con la obtención del mayor bien posible para el mayor número de personas (utilidad o beneficio). El objetivo es lograr el mayor excedente de bien sobre el mal, entendiendo el bien como la obtención de placer y la evitación del dolor.
Para Bentham el interés general se mide por la suma de los intereses individuales. Es preciso, por tanto, contabilizar el bien mediante un cálculo de los placeres que mida su intensidad, su duración y sus efectos sobre el número de personas implicadas. Sin embargo, este cálculo presenta numerosos problemas.
J.S.Mill criticará el utilitarismo de Bentham y lo sustituirá por un utilitarismo social, en el que además se considere la importancia de los placeres intelectuales y no sólo de los físicos.
En general, pueden distinguirse dos grandes planteamientos acerca del utilitarismo. En el utilitarismo del acto lo que se considera bueno son las acciones capaces de producir el mayor excedente posible de bien. Para el utilitarismo de la norma, lo relevante es disponer de reglas capaces de orientar nuestra conducta y de producir bien en la sociedad.

Límites del utilitarismo.
Es difícil medir los placeres y los dolores. No hay acuerdo acerca de cuál es su escala de prioridades, ni sobre cuáles son los placeres más estimables. El principio de utilidad parece además insuficiente para guiar nuestras acciones, puesto que es preciso considerar además el principio de la justicia. En las teorías más actuales tiende a pensarse que el principio de utilidad debe ser complementado con un principio de justicia. La justicia, entendida como una dimensión del orden social, es una condición necesaria para la vida buena. La ética, por tanto, debe relacionarse estrechamente con la filosofía política (tal y como ya habían planteado los filósofos de la Grecia clásica).

La ética en Santo Tomás de Aquino.
Santo Tomás creía que existía una ley natural que regulaba el adecuado funcionamiento de todas las cosas según su propia naturaleza. Esta ley natural, que en última instancia deriva de Dios, puede ser conocida por la razón humana. Las leyes humanas (que son leyes positivas) sólo serán válidas si respetan los mandamientos de la ley natural establecida por Dios. En el caso del hombre, la ley natural incluye tres preceptos fundamentales:
– El ser humano es una sustancia, y como tal tiende a seguir existiendo.
– En segundo lugar, el ser humano es un animal, por lo que tiende a formar una familia y a tener descendencia.
– En tercer lugar, el ser humano es un ser racional, por lo que tiende a vivir en sociedad y a usar su inteligencia para conocer la verdad.
Estas tres tendencias son naturales y marcan lo que el hombre debe hacer para actuar de acuerdo con su naturaleza.
La justicia para Santo Tomás (como para Aristóteles) consiste en darle a cada uno lo que le corresponde. Se trata de una virtud que surge de la relación con los demás, por lo que su análisis va más allá de la ética y tiene una dimensión política. Para santo Tomás, como antes para Aristóteles, el ser humano es social por naturaleza.
El bien común de la sociedad está siempre por encima del bien individual. Los individuos tienen derecho a recibir de la sociedad los bienes que precisan, pero también tienen obligaciones con los demás.
La justicia general o legal (equiparable a la ley) regula el modo en que cada cual debe asumir su responsabilidad con la sociedad. Esta justicia general alcanza por igual a todos los miembros de la sociedad.
Por otro lado, la justicia particular regula los derechos de cada cual frente a los demás.
Esta justicia particular puede ser, a su vez, conmutativa o distributiva. La justicia conmutativa regula los intercambios y está basada en el equilibrio entre lo que se da y lo que se toma. La justicia distributiva se aplica en los repartos y está basada en criterios como el mérito o la necesidad que tratan de aplicar un principio de equidad.
La justicia necesita de la autoridad para velar por su correcta aplicación. La ética, así, queda supeditada a la política (como ocurría en el pensamiento de Aristóteles).

Límites de la ética tomista.
El bien supremo para Santo Tomás es la armonía del hombre con la ley divina, por lo que las leyes humanas están en un segundo plano frente a la ley de Dios.

La ética de los valores de Max Scheler.
Max Scheler es un filósofo alemán que vivió a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Se centró en el estudio de los valores que fundamentan, según él, la acción ética. Scheler critica a las éticas teleológicas que orientan las acciones humanas a la búsqueda de un bien determinado del cual se derivan los valores. El utilitarismo, por ejemplo, parte del principio subjetivo de utilidad para establecer una escala de valores.
Para Scheler los valores no son creados por el hombre sino que son objetivos e independientes de los bienes a los que puedan acompañar. El ser humano puede conocer los valores mediante una intuición emocional. Así, Scheler plantea una crítica radical al relativismo ético.Los valores, según Max Scheler, se caracterizan por dos rasgos: Son bipolares (cada valor lleva asociado un contravalor) y son jerárquicos (están organizados según su importancia). Scheler distingue los valores morales de otros tipos de valores, como los científicos o los estéticos. A diferencia de otros, los valores morales sólo pueden atribuirse a acciones humanas y se nos presentan como obligatorios y necesarios.

La teoría de la justicia de John Rawls.
La aportación más importante de Rawls es su teoría de la justicia. Para Rawls, la justicia debe regular tanto los derechos y deberes de los individuos como el modo en que se organiza la cooperación social. Una sociedad justa debería garantizar a todos el mismo tratamiento ante la ley, las mismas oportunidades y el mismo apoyo según sus necesidades. Los principios de justicia deben ser públicos y universales, así como imparciales y desinteresados.
Rawls plantea una situación hipotética en la que los hombres prescindan de las características asociadas a su posición particular para elaborar leyes de validez general desde una “posición original” caracterizada por un “velo de ignorancia”. En esta situación deberíamos procurar que los bienes sociales primarios (libertades cívicas, oportunidades sociales, renta y riquezas…) alcancen equitativamente a todos los miembros de la sociedad. Estos bienes sociales deben distribuirse por igual a menos que una distribución desigual pueda ser ventajosa para los más desfavorecidos.
El Estado debe actuar siguiendo los dictados de los principios de la justicia. Pero además debe respetar las libertades básicas (libertad política, libertad de conciencia y de expresión, libertad de propiedad y libertad ante el arresto o la incautación arbitrarios).

La teoría de la comunidad ideal de diálogo de Jürgen Habermas.
Habermas critica la idea de la “posición original” de Rawls porque la considera utópica y políticamente irrealizable en nuestras sociedades. Habermas propone una ética discursiva centrada en un diálogo entre las partes implicadas que se base en los principios de libertad, validez y simetría. Esta “comunidad ideal de diálogo”, dando voz a todas las partes, debería crear las normas mediante la utilización de la palabra y el consenso. De aquí pueden surgir normas intersubjetivas y universales, pero que pueden ser revisadas y mejoradas en el futuro si se considera oportuno.

CUESTIONES.

1. ¿Sabrías explicar en qué consiste una ética eudemonista? ¿En qué se diferencian las éticas eudemonistas de la ética formal kantiana?
2. ¿Cuál es el objetivo último de la vida humana, según Aristóteles? ¿Cómo creía que podía lograrse este objetivo? Explica tu respuesta.
3. ¿Qué diferencia establece Aristóteles entre las virtudes éticas y las dianoéticas? ¿En qué consisten estas virtudes? Aclara tu contestación con ejemplos concretos.
4. ¿En qué consistía la propuesta ética de los cínicos? ¿Cuál era la máxima aspiración para estos filósofos?
5. ¿Qué es el estoicismo? ¿En qué consiste su propuesta ética? Explica tu respuesta.
6. ¿Qué es lo que caracteriza a la ética epicúrea? ¿Por qué se denomina hedonista a esta ética? ¿Cuál era la aspiración de estos filósofos?
7. ¿Sabrías explicar lo que es el utilitarismo? Expón la diferencia que hay entre el utilitarismo de J. Bentham y el de J. S. Mill.
8. La ética de Santo Tomás introduce una reflexión sobre la justicia en la que se distinguen la justicia general y la particular. ¿En qué se diferencian?
9. ¿Cuál es la idea principal en la ética de Max Scheler? ¿Cuál era la teoría que pretendía combatir con esta propuesta?
10. Expón brevemente las ideas fundamentales de la teoría de la justicia que propone John Rawls.
    11. ¿Está Habermas de acuerdo con la teoría de la justicia de Rawls? ¿En qué se basa la propuesta ética de Habermas? Explica tu respuesta.


UD. 10. ORIGEN Y LEGITIMIDAD DEL PODER POLÍTICO.

OBJETIVOS.

– Distinguir entre las teorías naturalistas y contractualistas sobre la sociedad humana.
– Definir los conceptos de Estado, sociedad, poder y legitimidad.
– Analizar las diversas teorías acerca de la legitimidad del poder político (según su origen, según sus fines y según las formas de dominio).
– Describir la visión hobbesiana del estado de naturaleza y el origen de la sociedad.
– Enunciar las líneas principales del pensamiento político de Locke, prestando atención a su énfasis en la existencia de una ley natural y en la importancia de que los gobernantes estén bajo el imperio de la ley.
– Describir el planteamiento de Rousseau acerca del estado de naturaleza y del contrato social, distinguiendo su perspectiva de la hobbesiana.
– Explicar cuáles son los rasgos que deben caracterizar un sistema político democrático.

CONTENIDOS.

El ser humano como ser social.
El ser humano necesita a la sociedad para desarrollar sus capacidades como persona, como ilustran los pocos casos que se conocen de personas que han sobrevivido aisladas y en estado salvaje. El hombre se convierte en humano mediante un proceso de aprendizaje social mediado por el lenguaje.
Existen dos posturas contrapuestas a la hora de explicar el origen de la sociabilidad humana. Para algunos filósofos como Aristóteles o Santo Tomás el ser humano es social por naturaleza. El carácter social está inscrito en la propia constitución de la persona. La sociedad es el lugar natural para el ser humano.
Para otros, como Hobbes, Locke o Rousseau, el ser humano creó la sociedad mediante un acuerdo. La vida en sociedad no es natural, sino que es producto de una construcción artificial.
Sea cual sea su origen, la sociedad tiene como finalidad satisfacer una serie de problemas básicos para las personas: obtener alimentos y recursos, garantizar la seguridad… Para resolver estas cuestiones las sociedades humanas se han organizado de diversas formas: En tribus, en organizaciones arcaicas basadas en la agricultura y la esclavitud, en organizaciones feudales, en el sistema capitalista burgués…

El poder político y el Estado.
Denominamos poder a la capacidad que tienen ciertos individuos en la sociedad para dirigir las acciones de los demás, tomando decisiones que afectan a la colectividad y obligando a obedecer las indicaciones que dan.
Para muchos filósofos, desde la Grecia clásica, el poder político implica la dominación de unos individuos sobre otros. Aristóteles, por ejemplo, estableció una clasificación de las formas de organización política basándose en este criterio.
El Estado puede definirse, según Max Weber, como una institución que posee el monopolio del uso legítimo de la fuerza dentro de un territorio.
Existe una perspectiva alternativa según la cual es posible crear formas de organización política que no estén basadas en el dominio de unos hombres sobre otros. De acuerdo con esta visión, el poder político debe fundarse en el dominio de la ley. Aquí el poder político consiste en la capacidad que tienen los individuos para establecer y aceptar leyes, así como para nombrar a quienes deben garantizar su cumplimiento. Este modelo de organización política se basa en la obediencia a la ley y en el respeto a la autoridad otorgada a los representantes del grupo designados por la colectividad.
Al analizar las formas de organización política es preciso distinguir los conceptos de poder (ligado a la idea de autoridad) y violencia (relacionado con la idea de fuerza y coacción). Un poder legítimo no puede descansar en el mero uso de la violencia, sino que debe contar con el reconocimiento de todos los individuos. Del mismo modo, el uso de la fuerza, para ser legítimo, debe estar dirigido a defender los valores compartidos por la sociedad.

La legitimidad del poder político.
La fuerza y la violencia ejercidas por el Estado no bastan para garantizar la obediencia de todos los miembros de la sociedad. Es preciso que los individuos acepten a las personas que ejercen el poder. Sin embargo, en una sociedad sólo ciertas personas obtienen el reconocimiento social necesario para ejercer el poder político con legitimidad.
El fundamento de la legitimidad política puede entenderse de tres maneras diferentes:
Dependiendo de su origen. Según esta postura, el derecho a gobernar de un individuo proviene de su relación especial con la divinidad, de sus excepcionales características personales o de la tradición vigente en una sociedad.
Dependiendo de los fines. Según esta postura, el poder político es legítimo cuando la comunidad se identifica con los fines que persiguen los individuos que tienen el poder. Esta es la postura de los filósofos griegos clásicos. Para Platón el objetivo del poder político es garantizar la felicidad de todos y la justicia, por lo que el gobierno más justo sería el dirigido por los sabios filósofos. Para Aristóteles un gobierno justo debe procurar el bien de la comunidad. Por eso existen distintas formas de gobierno legítimo (monarquía, aristocracia y democracia) e ilegítimo (tiranía, oligarquía, demagogia).
Dependiendo de las formas de dominio. Para Max Weber existen tres formas diferentes de legitimidad: La carismática, la tradicional y la legal. En las modernas sociedades occidentales prevalece la última forma de legitimación racional-legal.

Las teorías del contrato.
Las teorías del contrato, surgidas en los siglos XVII y XVIII, consideran que el origen del Estado proviene de un hipotético acuerdo establecido por los seres humanos que previamente se encontraban en un estado de naturaleza anterior a cualquier tipo de orden social.
El contrato postulado por estas teorías es hipotético. No pretende afirmar su validez histórica, sino que lo utiliza como justificación de una forma de organización social que se considera artificial y convencional. Todas estas teorías coinciden en afirmar la autonomía del individuo y la existencia de derechos dependientes de la racionalidad humana. Además, defienden el antropocentrismo frente a la concepción teocrática del poder característica de épocas anteriores.
Thomas Hobbes consideraba que el ser humano en su estado de naturaleza es egoísta y vive en guerra con los demás hombres por su supervivencia. En estas condiciones la vida humana es precaria, breve, solitaria e insegura. Por eso surgió la necesidad desuperar este estado mediante un acuerdo en virtud del cual todos se someten a un único poder supremo y renuncian a la guerra de unos contra otros. Este es según Hobbes el origen de la sociedad civil y del Estado. El soberano, en este modelo, crea las leyes y las hace cumplir, aunque él está por encima de las leyes porque posee el poder supremo. La legitimidad del soberano estriba en su capacidad para proporcionar seguridad a sus súbditos, por lo que si no es capaz de cumplir este cometido puede ser depuesto.
John Locke –por su parte– creía que el ser humano está dotado de derechos naturales que son válidos incluso en el estado de naturaleza. Todos los hombres deben respetar la vida, la salud y las propiedades de los demás. Sin embargo, como no todos los hombres cumplen esta obligación, fue necesario establecer un acuerdo para organizar la vida en común. Locke piensa que el poder del Estado no es absoluto, sino que debe respetar las leyes. Para ello propone separar el poder legislativo del ejecutivo. Esta teoría fue desarrollada posteriormente por Montesquieu, que defendió la necesidad de separar los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Jean-Jacques Rousseau –por último– pensaba que el ser humano en su estado de naturaleza era bondadoso y feliz. La creación de la sociedad instituyó la propiedad privada, que hizo surgir la envidia y la codicia creando enfrentamientos entre los hombres. Por eso se hace necesario establecer un acuerdo que haga imperar la justicia. Este contrato social debe basarse en la voluntad general, y no supone ninguna renuncia porque los hombres antes de unirse en sociedad carecen de derechos. Las leyes, democráticamente establecidas por la voluntad popular obtienen así el rango de leyes universales e inalienables.

La legitimidad democrática.
La democracia es una forma de gobierno en la que el poder pertenece al conjunto de los individuos que integran la sociedad. Todos los individuos son políticamente iguales, por lo que tienen los mismos derechos y deberes.
Un sistema democrático se basa en el principio de igualdad general, que se concreta en varios principios básicos: La igual dignidad de todos independientemente de su condición, la igualdad en las posibilidades de actuación política (isegoría) y la igualdad de todas las personas ante la ley (isonomía).
El ejercicio directo de la democracia asamblearia, tal y como se practicaba en la Atenas de Pericles, sería inviable hoy en día. Por esta razón las democracias contemporáneas disponen de instituciones representativas. Lo que se legitima en los modernos sistemas democráticos es la organización de estos mecanismos de poder.
Para que un Estado pueda ser considerado democrático debe satisfacer una serie de requisitos: Una Constitución presidida por el principio de igualdad, cargos públicos electos, elecciones libres y frecuentes, división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial deben estar separados y actuar de forma independiente), libertad de expresión y acceso a la información, y transparencia en la gestión.

CUESTIONES.

1. ¿Cuáles son las dos posturas fundamentales acerca del origen de la sociabilidad humana? Explica en qué se diferencian, refiriéndote también a aquellos pensadores que han apoyado cada una de estas dos teorías.
2. ¿En qué se distinguen las formas de organización tribal, arcaica, feudal y capitalista? ¿Crees que han existido otras formas diferentes de organización social a lo largo de la historia? ¿Cuáles de estas formas de organización social siguen existiendo hoy en día? Explica tu respuesta
3. ¿Cuáles son las distintas formas de gobierno que distingue Platón? ¿Cuál de ellas le parece más adecuada?
4. ¿Cuáles son las distintas formas de gobierno según la clasificación de Aristóteles? ¿Cuál de ellas le parece más adecuada?
5. Explica en qué consiste la teoría de Weber acerca de la legitimidad política.
6. ¿Cuál es para Hobbes el origen de la sociedad? ¿Cómo se imaginaba Hobbes el estado de naturaleza previo a la constitución de la sociedad? Explica tu respuesta.
7. ¿Qué es lo que caracterizaba según Locke el estado de naturaleza anterior a la sociedad? ¿Por qué insistía Locke en que el poder del Estado no es absoluto? Explica tu respuesta
8. ¿Cómo es el estado de naturaleza según Rousseau? ¿En qué consiste el contrato social según Rousseau? Explica tu respuesta.
9. ¿Cuáles son los rasgos principales que deben caracterizar un sistema democrático en la actualidad? ¿Crees que todos estos rasgos se presentan claramente en nuestra democracia? Explica tu respuesta
    10. Define los siguientes términos filosóficos: Sociedad, Estado, Dominio, Legitimidad.





































UD. 11. LA CONSTRUCCIÓN FILOSÓFICA DE LA CIUDADANÍA.

OBJETIVOS.

– Conocer los rasgos fundamentales de la ciudadanía en la antigua Grecia y en Roma.
– Describir la condición del sujeto político durante la Edad Media.
– Valorar la aparición de la ciudadanía moderna en relación con las reacciones anti-absolutistas y liberales.
– Distinguir las nociones actuales de ciudadanía y nacionalidad.
– Analizar la fundamentación filosófica de los derechos humanos, valorando críticamente las distintas críticas que ha recibido esta fundamentación a lo largo del tiempo.
    – Apreciar la importancia de la autonomía y del cultivo de las virtudes cívicas en las democracias contemporáneas.
CONTENIDOS.

La ciudadanía en la Antigüedad.
Llamamos ciudadanos a los individuos que se convierten en sujetos activos de la sociedad mediante la participación en la vida pública. La ciudadanía es un instrumento de autonomía y convivencia que permite a las personas darse a sí mismas las leyes y resolver las posibles contradicciones políticas de la sociedad.
En la Antigüedad existía una confusión entre lo social y lo político porque no había una distinción clara entre la esfera pública y la privada. El hombre era considerado siempre como miembro de su comunidad, y su participación era esencial en el plano militar, institucional y religioso. Los intereses personales estaban por tanto subordinados a la vida en común.
En la Atenas del siglo V a.C. se desarrolló una democracia asamblearia en la que podían participar todos los varones atenienses mayores de edad, y con el servicio militar (dos años) cumplido. La ciudadanía implicaba derechos como el de participar en la asamblea o el de ser elegido como magistrado. Pero también suponía deberes, como el pago de los impuestos o el servicio militar. Tanto Platón como Aristóteles reflexionaron en su filosofía sobre cuál debería ser la mejor forma de organización política.
En la Roma republicana existía una marcada diferencia entre los patricios y los plebeyos. La ciudadanía fue confiriendo algunos derechos a los plebeyos, que les permitieron participar de forma limitada en la organización política. En la Roma imperial la ciudadanía fue abandonando su significado participativo para transformarse en un estatus personal que garantizaba ciertos privilegios e inmunidades a quien la poseía.

La ciudadanía en la Edad Media.
Tras el hundimiento del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d.C., Europa se dividió en diversos reinos y se modificó radicalmente la organización política de la sociedad.
En la Europa medieval la base del orden social era el nacimiento, que establecía grandes diferencias entre los distintos estamentos sociales. En esta época no hay realmente un espacio público, sino un orden social jerárquico que culmina en la figura del rey; la sociedad estamental del medievo se compara con un cuerpo. Habitualmente se distinguía en la sociedad feudal entre tres estamentos: El de la nobleza, el del clero y el del pueblo llano.
En la Edad Media los individuos eran súbditos porque estaban sometidos al orden feudal de la sociedad. El valor de un ser humano como persona en la Edad Media no dependía de su autonomía individual, sino de su pertenencia a una comunidad política o religiosa. Sin embargo, los derechos y deberes de los vasallos estaban determinados mediante una cierta forma de contrato que reconocía en cierto modo la individualidad de las partes. La situación de los siervos, por el contrario, era de sometimiento total al señor del que dependían.

La ciudadanía en el mundo moderno.
Los modernos Estados Europeos comenzaron a constituirse en la época del Renacimiento. Mediante la afirmación del principio de soberanía se estableció que el príncipe ostentaba la autoridad máxima sobre el reino. Esta autoridad fue consolidándose mediante la unificación jurídica y territorial, así como con la creación de un ejército permanente y de un sistema de administración centralizado.
Desde el siglo XV hasta el siglo XVIII en Europa predomina el absolutismo. El rey tiene el poder absoluto y afirma que su autoridad es de origen divino. Los individuos quedan reducidos a su condición de súbditos.
El absolutismo generó un movimiento de oposición que defendía la tolerancia y la libertad individual frente al poder ilimitado del monarca. Los pensadores de la Edad Moderna fueron progresivamente afirmando que los individuos poseen derechos innatos basados en su naturaleza humana que les hacen iguales y libres. Algunas de estas ideas fueron desarrolladas en el derecho de gentes elaborado por los representantes de la escuela de Salamanca, Francisco de Vitoria y Francisco Suárez.
Posteriormente, el pensamiento de filósofos como Locke o Montesquieu contribuyó a elaborar una concepción democrática de la ciudadanía. Estas ideas condujeron a las revoluciones burguesas del siglo XVIII que suprimieron el sistema estamental y establecieron parlamentos representativos. Inspirándose en estos planteamientos, en 1776 se proclamó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y en 1789 la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Francia.
Desde entonces el reconocimiento de los derechos individuales ha sido incluido en las Constituciones de casi todos los Estados y ha sido establecido solemnemente en importantes tratados internacionales. La ciudadanía democrática se basa en el respeto a la dignidad y los derechos de la persona, para garantizar un sistema político fundado en la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

Fundamentos de la ciudadanía.
La concepción democrática de la ciudadanía necesita una fundamentación filosófica que justifique los derechos y libertades asociados a la vida en sociedad (derechos humanos). La ciudadanía nació históricamente ligada al concepto de nación. La conciencia nacional sustituyó a la organización estamental para crear un sentimiento de pertenencia colectiva a una comunidad de ciudadanos libres que participan políticamente en la sociedad, independientemente de sus rasgos étnicos.
Las modernas sociedades democráticas reconocen en la Constitución la importancia de la participación y de la comunicación como fundamento de la convivencia y de la autonomía colectiva. Los ciudadanos son libres de participar en la vida política, aunque la democracia no puede forzar a nadie a hacerlo obligatoriamente.

Los derechos humanos y su fundamentación filosófica.
Las distintas formas de vida democrática basan su legitimidad en los derechos humanos. Hoy en día los derechos humanos gozan de un reconocimiento general (aunque a veces sólo formalmente). Se recogen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y entre ellos cabe destacar los derechos civiles, los derechos políticos y los derechos económicos, sociales y culturales. Estos derechos se consideran imprescriptibles, inalienables, irrenunciables y universales.
La cuestión de la fundamentación filosófica de los derechos humanos es mucho más controvertida. Existen propuestas para justificar los derechos humanos desde muchas perspectivas distintas:
– Positivismo jurídico: Los Derechos Humanos son una creación humana que sólo tiene valor si está reconocida en la legislación vigente.
– Pragmatismo: No existe una justificación última de los Derechos Humanos, lo relevante es si las leyes que los recogen consiguen que se cumplan.
– Deliberacionismo: Aunque los Derechos Humanos no son naturales, sí que son universales por ser el resultado de un proceso de diálogo basado en el reconocimiento histórico de necesidades generalizables.
– Iusnaturalismo: Existe una ley universal natural que justifica los Derechos Humanos y que es previa a las leyes positivas creadas por el hombre.
– Axiologismo: Los Derechos Humanos se basan en la dignidad de la persona que sólo puede garantizarse afirmando los valores de la libertad, igualdad, seguridad y solidaridad. Estos valores son absolutos e independientes de la sociedad.

No obstante lo dicho, conviene saber que también se han formulado críticas a los derechos humanos desde diferentes posturas:
– Puede criticarse su universalismo, que pretende extender a todas las culturas una creación propia de la moral occidental.
– Puede criticarse su abstracción al considerar que el sujeto de los Derechos Humanos es un ser inexistente y genérico al que se denomina “el hombre”. Lo que existe en realidad son personas concretas y ciudadanos específicos que se distinguen por su posición y que disponen de derechos y deberes bien diferenciados según su situación.
    – Puede criticarse su individualismo, ya que los Derechos Humanos han sido creados en la sociedad occidental individualista. Existen otras culturas menos individualistas que consideran inapropiado el excesivo énfasis en el interés individual que resaltan los Derechos Humanos.
Subjetividad y moralidad ciudadana.
La fortaleza de la democracia está asociada a la implicación de los ciudadanos mediante la participación responsable en la vida pública. Para ello es preciso que el ciudadano se comporte como un sujeto activo, reflexivo y responsable.
Las virtudes cívicas que caracterizan a un buen ciudadano están muy relacionadas con los valores generalmente aceptados en las democracias modernas: Seguridad, libertad, igualdad y solidaridad.
Entre las virtudes cívicas más relevantes cabe destacar las siguientes: Tolerancia, respeto y reconocimiento de los demás, valentía cívica para pronunciarse a favor de las causas justas, solidaridad con los demás, prudencia en la aplicación de las normas, participación en la vida pública, capacidad de juzgar, memoria compasiva…

CUESTIONES.

1. ¿En qué consistía la ciudadanía en la Atenas de Pericles? ¿A qué ámbitos se extendía la participación ciudadana? ¿Qué derechos y deberes tenían los ciudadanos atenienses?
2. ¿Qué significaba la ciudadanía en la antigua Roma?
3. ¿Cuál es la idea predominante acerca del sujeto político en la Edad Media? Explica tu respuesta.
4. ¿Qué relación tiene el liberalismo anti-absolutista con el concepto de ciudadanía en la Edad Moderna? Explica tu respuesta.
5. ¿Podríamos decir que “ciudadanía” y “nacionalidad” son equivalentes en el mundo actual? Aclara tu respuesta con ejemplos concretos.
6. Existen numerosas teorías distintas acerca de la fundamentación de los derechos humanos. Expón algunas de ellas, aclarando en qué consiste su propuesta.
7. ¿En qué se diferencia el positivismo jurídico del iusnaturalismo? ¿Qué importancia tiene esta distinción cuando estamos hablando de los Derechos Humanos?
8. Los derechos humanos también han recibido críticas filosóficas. ¿En qué consisten estas críticas? ¿Crees que los argumentos planteados por estas críticas son dignos de atención? Explica tu respuesta.
9. ¿Tú crees que los Derechos Humanos son válidos para todas las personas en todos los países y en todas las culturas? Explica tu respuesta argumentando adecuadamente tu postura.
10. ¿En qué consisten las “virtudes cívicas”? ¿Por qué son tan importantes para la democracia actual? Explica tu respuesta.




























UD. 12. EL ESTADO DEMOCRÁTICO DE DERECHO.

OBJETIVOS.

– Conocer los rasgos que acompañan el nacimiento de los Estados modernos.
– Conocer las características de la democracia ateniense en tiempos de Pericles.
– Enunciar los criterios básicos que debe satisfacer un sistema político actual para poder ser considerado democrático.
– Explicar el significado que tiene la expresión “Estado social y democrático de Derecho” en nuestra Constitución.
– Describir el modo en que Locke y Montesquieu justifican la necesidad de separar los poderes del Estado.
– Exponer la teoría del contrato social propuesta por Rousseau.
– Explicar las ideas de Kant acerca del contrato en que se funda la sociedad humana.
– Enunciar los riesgos fundamentales que percibe Tocqueville para el futuro de la democracia y analizar su vigencia en la actualidad.
– Describir el modo en que Habermas fundamenta el sistema democrático en el deliberacionismo, relacionándolo con su teoría de la acción comunicativa.
– Analizar el problema de la legitimidad de la acción armada en defensa de la paz y de la seguridad, describiendo el modo en que esta cuestión está recogida en nuestra Constitución.

CONTENIDOS.

Sociedad y Estado.
El Estado moderno tiene su origen histórico con la formación de las naciones en Europa a finales de la Edad Media, aunque su consolidación plena data del siglo XIX. La aparición del Estado tuvo lugar en un momento de expansión económica en el que la burguesía estaba incrementando su influencia social. En esa época el poder religioso fue perdiendo la influencia que ejercía anteriormente en los asuntos políticos, al mismo tiempo que el rey consiguió prevalecer sobre la nobleza y establecer un dominio consolidado sobre todo el territorio.
El Estado actual se caracteriza por controlar un territorio delimitado dentro del cual dispone del monopolio de la fuerza legítima. El Estado ejerce un poder soberano sobre la población organizando la convivencia mediante leyes y normas.
Un Estado se denomina democrático cuando en él impera un Derecho libre y democráticamente establecido. En el Estado democrático los individuos son ciudadanos con acceso real a la participación política y a la deliberación pública.

La democracia en la Grecia antigua.
En la democracia ateniense del siglo V a.C. las mujeres, los extranjeros y los esclavos estaban excluidos de la participación. La democracia en Atenas se caracterizaba por la isonomía y la isegoría. El reconocimiento social no dependía del origen social sino del mérito. Las leyes eran establecidas por la mayoría. Todos los ciudadanos podían participaren el gobierno público. La participación se consideraba una virtud y un deber cívico, que obligaba al ciudadano a formarse un juicio autónomo mediante la deliberación.

Liberalismo político y liberalismo económico.
El liberalismo surgió como una reivindicación de garantías constitucionales y de derechos individuales, esto es, en defensa de la libertad frente al absolutismo monárquico. Pronto, sin embargo, pasó a convertirse en una doctrina acerca de la organización económica. Hoy en día el término incluye ambas dimensiones, por lo que es necesario siempre especificar a cuál nos referimos.
Liberalismo político se centra en la idea de que los seres humanos deben ser libres para seguir sus propias preferencias en asuntos religiosos, económicos y políticos, lo que supone controles y límites al poder estatal.
Liberalismo económico entiende el mercado como mecanismo básico de coordinación y organización social. El papel del Estado consiste en permitir que el mercado cumpla su función de determinar los costes y los precios, y de distribuir equitativamente los beneficios, sin pretender intervenir en él. El Estado ha de garantizar, asimismo, el libre juego de la competencia.
Para la tradición liberal hay –o debe de haber– una separación clara entre el Estado y la sociedad civil.

La tradición socialista.
Si el interés de la tradición liberal se centraba en la libertad individual, en la defensa ante los atropellos del poder político, la tradición socialista –por su parte– se propone establecer la igualdad material, defender condiciones sociales y económicas iguales para todos.
Esta preocupación por las condiciones sociales conducen al socialismo a controlar el mercado porque, aunque éste parece responder a la libertad individual, de hecho, al no existir igualdad de condiciones, oprime a unas personas frente a otras. El mercado no entiende aspectos como la dignidad, el respeto o el reconocimiento recíproco, sólo entiende de mercancías. De ahí que el objetivo básico sea interferir en el mercado, y para ello los derechos de propiedad y el control de los medios de producción y distribución de riqueza deben estar en manos de la sociedad considerada como totalidad (en definitiva, el Estado), y ser administrados en interés de todos para asegurar la igualdad social. El Estado deja de ser un simple árbitro o garante de la libertad para convertirse en el representante del bien común.

El Estado social y democrático de Derecho.
En la época del absolutismo, cuando surgieron los Estados modernos, el rey estaba al margen del control político porque en él residía la soberanía. El Estado se convirtió en la fuente productora de normas jurídicas, pero el rey quedaba por encima de las leyes. La evolución posterior del Estado moderno ha conducido a la subordinación del poder político a las normas, obligando así a los poderes del Estado a cumplir también las leyes.
Hoy en día, un Estado de Derecho debe cumplir tres principios fundamentales:
– El imperio de la ley, que se extiende a todos los ciudadanos y también a las instituciones y al gobierno.
– La división de poderes, que consiste en la separación entre el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
– El reconocimiento de los derechos y libertades individuales.
Para que un Estado sea considerado democrático hace falta garantizar la participación ciudadana mediante el pluralismo y el sufragio universal desde el reconocimiento de la soberanía popular. Las leyes elaboradas de acuerdo con la voluntad popular deben además estar orientadas por los valores de libertad, igualdad y justicia.
La organización democrática de la sociedad es una tarea abierta e inconclusa, continuamente sometida a debate. Algunos pensadores señalan la importancia de los conflictos entre libertad e igualdad, otros alertan frente a la amenaza que supone el totalitarismo para la democracia, otros apuntan las insuficiencias de un sistema en el que la participación es meramente formal…

Fundamentos filosóficos del Estado democrático de Derecho.
En los siglos XVI y XVII Maquiavelo y Hobbes establecieron las bases de la ciencia política iniciando un estudio realista acerca del poder y de las formas adecuadas para mantenerlo.
Estas teorías fueron posteriormente criticadas por pensadores que consideraban que la filosofía política además de estudiar cómo es el poder también debería preocuparse por determinar cómo debería ser.
Locke afirmó la supremacía del parlamentarismo sobre el absolutismo monárquico. Para Locke los hombres son libres e iguales en su estado de naturaleza, situación en la que gozan de ciertos derechos naturales. El contrato social servirá para crear una comunidad que proteja la libertad y la propiedad frente a la ambición y el egoísmo de unos pocos. Este contrato implica delegar el poder en unos representantes que deben ejercerlo al servicio del bien común, para lo cual es preciso separar el poder ejecutivo del legislativo. Si los gobernantes incumplen el pacto, los ciudadanos tienen derecho a desposeer al gobierno del poder.
Montesquieu combatió el absolutismo y propuso la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Rousseau, a diferencia de Hobbes, cree que el hombre es un ser bondadoso por naturaleza. Es la sociedad, con la creación de la propiedad privada, la que ha pervertido al hombre. Como es imposible volver al estado de naturaleza, Rousseau considera que es imprescindible establecer un contrato social para que el poder se oriente por la “voluntad general”. El pueblo debe ser el único soberano que ha de ejercer el poder mediante una democracia directa. Los gobernantes sólo son agentes administrativos de la voluntad del pueblo.
Kant pensaba que los hombres tienen por un lado una sociabilidad natural, pero por otro una tendencia al egoísmo y el enfrentamiento (“la insociable sociabilidad humana”). Para organizar esta difícil convivencia el hombre debe regirse por principios universales de la razón, en los cuales ha de basarse el Derecho. Los hombres forman la sociedad dando su consentimiento al contrato originario, de forma que cada cual sólo se somete a las leyes que libremente ha aceptado. El Estado es así el ámbito de la autonomía y la participación de los ciudadanos, a la vez que es una garantía para el uso de la libertad individual.
Tocqueville, inspirado por su conocimiento de la democracia estadounidense, considera que la democracia se basa sobre todo en la igualdad de condiciones (oportunidades) y la semejanza entre todos los miembros de la sociedad. La democracia, sin embargo, está sometida a dos serias amenazas: El individualismo (que erosiona la participación responsable) y la tentación de ejercer un poder político paternalista (que reduce la libertad individual).
John Stuart Mill valora el gobierno representativo porque establece límites al poder y favorece el desarrollo de la personalidad moral del individuo. Sin embargo, el sistema representativo debe evitar caer en la “tiranía de las mayorías”. Mill es un firme defensor de la libertad, por lo que no es partidario de la intervención del Estado en la sociedad civil si no es imprescindible.
Max Weber analizó el proceso de formación de las sociedades modernas, que en su opinión se caracterizan por una progresiva racionalización de la vida, por un “desencantamiento del mundo” y por el desarrollo de las organizaciones burocráticas. Estos factores pueden llegar a amenazar la libertad individual, por lo que es imprescindible reforzar el parlamentarismo para evitar los excesos del Estado burocrático.
Habermas ha desarrollado una fundamentación deliberativa del Estado democrático de Derecho. Se trata de conectar la ética discursiva con los procedimientos democráticos de toma de decisiones, que deberán basarse en el debate y la argumentación. La validez de las normas descansa en el consentimiento recíproco de todos los afectados, teniendo en cuenta que los ciudadanos son al mismo tiempo autores y destinatarios de las leyes.

La legitimidad de la acción del Estado.
Para que la intervención del Estado sea legítima debe atenerse al Derecho, siendo conforme a la Constitución y a las normas fundamentales (como la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Sin embargo, existen en la Constitución y en muchos tratados internacionales algunas cláusulas que permiten a los Estados realizar acciones excepcionales en las que se suprimen los derechos y se recurre a la fuerza (Derecho de excepción). Teóricamente esto sólo debería ocurrir en casos excepcionales y extremadamente graves, tales como:
– La defensa en el espacio interior: Nuestra Constitución contempla la posibilidad de suspender derechos y libertades en situaciones extraordinarias con la finalidad de poder restablecerlos posteriormente.
– Estado de excepción: Suspensión general de derechos y libertades que se produce cuando el libre ejercicio de los mismos ha quedado alterado y no puede restablecerse de forma ordinaria; por ejemplo, cuando ocurre un desastre o una calamidad natural.
– Estado de sitio: Reservado para situaciones en las que se produzca una insurrección contra el orden constitucional; por ejemplo, un golpe de Estado.
– Suspensión individual, aplicada a personas que puedan hacer peligrar los derechos. fundamentales de los demás ciudadanos.
– La defensa en el espacio exterior: Está asociada a la intervención militar en contra de otro Estado para garantizar el mantenimiento de la paz y de los derechos humanos. Esto plantea el problema de la “guerra justa”; según la ONU, una guerra es legítima sólo si es necesaria, eficaz, veraz, consensuada, democrática, ajustada y no indiscriminada.

CUESTIONES.

1. ¿Cuál fue el origen histórico del Estado moderno en Europa?
2. ¿Cómo funcionaba la democracia ateniense en el siglo V a.C.? ¿Quiénes podían participar en esta democracia? ¿Qué rasgos fundamentales tenía este sistema político?
3. ¿Cuáles son los rasgos básicos que debe cumplir un sistema político para que podamos considerar que es una democracia? Explica tu respuesta.
4. ¿Explica lo que significa la primera frase de nuestra Constitución: “España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho”?
5. ¿Por qué sostenían Locke y Montesquieu que los poderes del Estado deben estar separados? ¿Te parece razonable esta argumentación?
6. ¿Cuáles eran los riesgos para la democracia que vislumbró Tocqueville? ¿Te parece que esos riesgos siguen estando presentes en nuestros días?
7. ¿En qué consiste la visión deliberacionista de la democracia que plantea Habermas? ¿Crees que se trata de una propuesta viable? Explica tu respuesta.
8. ¿Qué relación existe entre la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución Española? Explica tu respuesta detenidamente.
9. Nuestra Constitución permite al Gobierno en su artículo 55 suspender los derechos y las libertades en casos excepcionales. Lee este artículo y explica en qué consiste esta suspensión. ¿Crees que se trata de una opción necesaria? ¿Cuáles pueden ser los riesgos de esta posibilidad?
10. ¿Crees que es legítimo usar la guerra para defender la paz? ¿Qué es lo que ha dictaminado la ONU acerca de este asunto? ¿Te parece razonable? Pon un ejemplo extraído de la actualidad.



































UD. 13. DEMOCRACIA MEDIÁTICA Y CIUDADANÍA GLOBAL.

OBJETIVOS.

– Valorar críticamente el papel desempeñado por los medios de comunicación en los modernos sistemas democráticos.
– Describir el modo en que los medios pueden influir en la política, analizando los posibles riesgos que esta situación plantea para la salud de la democracia.
– Explicar en qué consiste la globalización, valorando críticamente sus aspectos más injustos.
– Apreciar la importancia de la ciudadanía global, solidaria y responsable en la construcción de un mundo más ético y justo.

CONTENIDOS.

Democracia mediática.
En los sistemas políticos democráticos la opinión de los ciudadanos tiene una enorme importancia. En la Atenas de Pericles esta opinión se formaba mediante el debate público en el ágora. Posteriormente, en los primeros estados democráticos modernos, la opinión política surgía en los salones en los que se reunían los burgueses. Más tarde, al extenderse la democracia, la creación de opinión política se trasladó al parlamento y a los espacios públicos de debate.
Actualmente la opinión pública se manifiesta sobre todo en los medios de comunicación (prensa, radio, televisión, internet…) Estos medios permiten la expresión pública de las opiniones de los ciudadanos, pero también contribuyen decisivamente a formar esta opinión.
En los últimos años se ha producido un cambio notable en el acceso a la información puesto que las transformaciones técnicas han permitido diversificar y democratizar las fuentes de información (mediante los foros, los blogs, etc.). Asimismo, el aumento de los medios de comunicación privados ha favorecido el pluralismo y la variedad de puntos de vista.

Medios de comunicación y poder político.
Los medios de comunicación son tan influyentes en la democracia moderna que se les ha llamado “el cuarto poder”. Pero se trata de un poder informal, disperso y no coactivo que actúa limitando y denunciando los abusos de otros poderes. La sociedad demanda que los medios sean imparciales y objetivos, pero en muchas ocasiones sus informaciones son parciales o interesadas.
El protagonismo de los medios de comunicación en la democracia presenta también sus riesgos. Es posible que los políticos dirijan su discurso principalmente a los medios en lugar de a los ciudadanos. En estas circunstancias suele ser más impactante el recurso a la propaganda simplista que el análisis detallado de la realidad. La política así renuncia a convencer a los ciudadanos y se centra en vender eslóganes recurriendo al espectáculo y dirigiéndose más a los sentimientos que a la razón. Los políticos pueden acabar convirtiéndose en estrellas más preocupadas por la imagen que por las propuestas.
Por otra parte, los medios suelen mezclar la información y la opinión, con lo que es difícil conocer objetivamente la realidad. En general predomina un enfoque dramático en las noticias muy poco propicio para el debate racional y constructivo.
En ciertas ocasiones el poder político está ligado a ciertos grupos mediáticos muy influyentes que resultan injustamente favorecidos. En casos extremos puede producirse una situación de práctico monopolio informativo que limita el acceso del público a información veraz y plural.
Los medios también pueden tener efectos muy negativos en la opinión pública. Por ejemplo, pueden decidir qué hechos son significativos y relevantes para el público, pueden conseguir que ciertas opiniones se conviertan en mayoritarias y pueden llegar a convertirse en portavoces de determinados grupos políticos o sociales.

Ciudadanía global.
El mundo actual se caracteriza por una creciente interdependencia económica, social y cultural entre todos los pueblos de la Tierra. El desarrollo de la tecnología permite una rápida interconexión a escala planetaria. A este proceso se le denomina mundialización o globalización.
La globalización ha sido violentamente criticada por quienes consideran que está aumentando las desigualdades. Sin embargo, sus defensores apuntan que es un camino para superar las injusticias y para promocionar el desarrollo y el bienestar a escala planetaria. Una globalización democrática y justa debería estar guiada por el entendimiento y el consenso. Tendría que basarse en la renuncia al predominio absoluto de un país sobre los demás y en la limitación del poder económico mediante una regulación adecuada.
En su análisis acerca de esta cuestión, Karl Jaspers apuntó que se trata de elegir entre dos opciones: Un orden mundial justo basado en el derecho, el diálogo y la paz, o un imperio mundial establecido sobre el dominio y la opresión de unos pocos sobre todos los demás.
La perspectiva de la mundialización debe hacernos pensar en una ciudadanía extendida más allá de nuestras fronteras nacionales y especialmente sensible a las injusticias. La solidaridad debe materializarse en un compromiso activo y responsable abierto al futuro. Esta ciudadanía global ha de fundamentarse en un diálogo amplio y abierto a otras perspectivas acerca de la verdad distintas de las nuestras.
La ciudadanía global supone extender la democracia y universalizar los derechos humanos. Ello implica reformas de orden cultural e institucional, así como cambios jurídicos que consagren la inviolabilidad, la autonomía y la dignidad de la persona en todos los ámbitos. Este es el camino para construir un nuevo orden mundial basado en la solidaridad que permita reducir las desigualdades y promover una organización social más justa.

CUESTIONES.

1. ¿Sabrías explicar por qué a los medios de comunicación se les suele llamar “el cuarto poder”? Razona la respuesta y busca ejemplos que ilustren tus puntos de vista.
2. ¿Crees que los medios de comunicación pueden desempeñar un papel importante en la vida política de los sistemas democráticos actuales? Explica tu respuesta.
3. ¿Cuáles son los riesgos a los que se expone la democracia cuando los medios de comunicación adoptan un papel esencial en la vida pública? Explica tu respuesta con ejemplos.
4. Trata de enunciar un “decálogo de buenas prácticas” –un decálogo deontológico– con recomendaciones para que los medios de comunicación desarrollen su papel adecuadamente contribuyendo a la salud de la democracia.
5. ¿En qué consiste la globalización? En tu respuesta trata de identificar las distintas dimensiones de este tema: Económica, cultural, política…
6. ¿De qué modo puede contribuir el ejercicio de la ciudadanía global a construir
un mundo más ético y justo?

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